Quien se atreva a pensar que el asunto y secuestro de cuatro estadounidenses en Tamaulipas es menor o motivo de

burla presidencial está cometiendo un grave error. Vale decir que el gobierno del vecino norteño no había mostrado tanta indignación y respuestas desde1985, cuando secuestraron torturaron y asesinaron a Enrique Camarena, agente de la DEA. Dirá que era otro tiempo, otro sistema y otro gobierno. Pero el enfado ha sido generalizado combinando expresiones desde el gobierno, grupos politicos, sociedad y espacios informativos. Como lo señaló el embajador Ken Salazar las advertencias sobre el peligro que representa visitar algunos puntos específicos de Mexico no son nuevas y Tamaulipas está en el mapa de peligro. Nuestro país marca en este sexenio una treintena de periodistas sacrificados, una treintena de fallecidos en accidentes en el Metro, cientos de miles desaparecidos, registros históricos de feminicidios y hace poco un eventual rompimiento con El Vaticano por el asesinato de dos jesuitas. A todos estos referentes AMLO señala que sin incidentes que usan los conservadores para mal calificar a su gobierno. Sin embargo, esta crisis es mucho más profunda de lo que creemos dado que allá ya consideran a los cárteles como terroristas y por si fuera poco la confirmación de que Tesla instalara su fábrica de autos en Nuevo León, negociación que podría alterar su rumbo por no ofrecer garantías de seguridad por parte del gobierno federal. Un tercer punto es la extraña detención de Ovidio Guzmán quien asegura no es el tipo al que capturaron dejando como estela dos culiacanazos que no han presentado detenciones adicionales ni fragmentación o desaparición de grupos criminales.  El tamaulipeco Américo Villareal ha quedado en una dimensión muy menor a este conflicto y Marcelo Ebrard guarda un entendible silencio para proteger a su patrón. El gobierno de Estados Unidos, el mexicano y su gabinete de seguridad y el gobernador morenista conocían a la perfección la dinámica de los sicarios en Matamoros y dejaron pasar como ocurrió con “los motonetos” en Chiapas que son bandas delictivas que mandan y están mejor armados que los cuerpos de seguridad. AMLO decidió mandar a parte de la Guardia Nacional a perder el tiempo con sus celulares en los andenes del Metro en lugar de patrullar las zonas de conflicto. Matamoros como Culiacán o Tuxtla Gutiérrez son plazas controladas por narcotraficantes, esos mismos que cobran derecho de piso en Cancún o en Acapulco. Domina extensos territorios como en Michoacan. Hay expedientes que muestran la fuerza del Cartel del Golfo, pero también indagatorias de cómo han participado con fuertes y millonarias cantidades de dinero para que, indican los reportes, Morena pueda acomodar a funcionarios tibios y corruptos. Un brazo ejecutor del Cartel del Golfo dedicado a cometer ilícitos es conocido como “Escorpión” al que inicialmente sospechan del secuestro de los estadounidenses. ¿Alguien, salvo el presiente, puede negar que en esa zona de Tamaulipas se da el tráfico de droga, armas y personas? Y llama la atención que estos delitos atraviesan una porosa frontera controlada, en aduanas, por la Secretaría de Marina. Ahí el Cártel del Golfo pretende sacudirse a otro cártel, el del noreste, que tiene actividad en Nuevo Laredo y hacia San Luis Potosí la riña es con el cártel Jalisco Nueva Generación. El gobierno mexicano está frente a una fragilidad impresionante cuando ve que un gobierno extranjero desea hacer lo que la 4aT no ha querido, aplicar el Estado de Derecho. El presidente y el gobernador de Tamaulipas quieren hacer creer que todo fue motivo aislado de una confusión. Lo cierto es que las víctimas fueron halladas en el ejido conocido como El Tecolote, a más de 10 kilómetros al noreste de Matamoros. Dos fueron hallados sin vida y los sobrevivientes, uno de ellos herido.  La presión y el cerco de indagatorias sobre el actual gobierno en manos de los estadounidenses puede tener repercusiones nunca registradas en Mexico. Los expedientes sobre tres cercanos al presidente lo tienen más que inquieto: José Ramón Lòpez, Adan Augusto Lopez y Mario Delgado. La irracional guerra que emprendió AMLO contra la DEA puede presentar facturas demoledoras. Ken Salazar ya dio pistas sobre el rumbo que pueden tomar los acontecimientos y no son nada agradables para nuestro país. Así se haya tratado de una supuesta confusión con unos migrantes, lo que vemos y se refleja es una indolencia del gobierno o y un creciente poderío de los malosos.

CARLOS RAMOS PADILLA
@cramospadilla
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio