Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador ha venido cometiendo muchos errores en estos casi dos años de gobierno, pero más que nada, ha persistido en su empeño de construir un régimen bolivariano como los que se han enseñoreado en la parte central y sur del Continente Americano,

 y habrá que decirlo con todas sus letras, no es algo que agrade al hombre que en poco tiempo regirá los destinos de uno de los países más poderosos del mundo, y eso quiere decir que habrá fricciones, desavenencias, y quizá un enfriamiento en la relación bilateral. Su negativa a reconocer el triunfo de Joe Biden no ha sido una buena decisión.

Los datos que hasta ahora se tienen del desarrollo de la elección presidencial del vecino del norte son desalentadores, porque Donald Trump siempre le manifestó apoyo al proyecto populista que López Obrador ha buscado implantar en este país, pero a cambio solamente lo dejo que siguiera con su persistencia a militar en el ala socialista de los países que hasta ahora han buscado apoyo entre ellos mismos porque ningún régimen democrático les ha validado sus tendencias de empobrecer a los pueblos para mantener la hegemonía de un gobierno totalitario y asistencialista cuyo proyecto es entregar lo mínimo a las familias para mantenerlas de rehenes de los apetitos de permanencia de los mandatarios en turno.

Para decirlo más claro, Andrés Manuel fue uno de los presidentes latinoamericanos que más consintió Donald Trump, y eso obedeció más que a la simpatía personal, a la obediencia ciega del hombre que encabeza la mal llamada Cuarta Transformación. Nunca un mandatario mexicano obedeció ciegamente las condiciones impuestas por el hombre del copete sobrepuesto, y quizá esta circunstancia haya sido el resultado de la amenaza del mandatario norteamericano de destruir la economía de este país si por nuestro territorio pasaba un solo indocumentado centroamericano.

Por si usted no lo recuerda, Marcelo Ebrard fue a Washington a negociar el cierre de la frontera sur de nuestro país con la Guardia Nacional para detener las hordas de hombres y mujeres de origen centroamericano que buscaban llegar a Estados Unidos atravesando nuestro país, y aunque al inicio López Obrador estuvo de acuerdo en permitir la migración, después tuvo que enmendar y asumir su responsabilidad de cerrar la frontera sur, y entregar enormes cantidades de dinero a los mandatarios centroamericanos para que detuvieran el flujo de esos hombres y mujeres que buscaban un mejor destino.

Donald Trump se salió con la suya, porque a pesar de no haber construido el muro en los más de tres mil kilómetros de frontera con México, López Obrador tuvo que abrir la cartera del dinero de los mexicanos para satisfacer las exigencias del mandatario estadounidense. Y aunque él lo haya disfrazado populistamente como un triunfo de la Diplomacia Mexicana, lo cierto es que tuvo que seguir al pie de la letra las exigencias del estadounidense y quedarse callado para evitar ser blanco de sus acostumbrados dicterios acerca de que construiría un muro en la frontera sur de su país y que México lo pagaría en su totalidad.

La relación bilateral entre México y Estados Unidos tendrá cambios radicales con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, y seguramente López Obrador tendrá que seguir con su proyecto de enviar ayuda monetaria a Centroamérica para evitar los flujos migratorios con el dinero de todos los mexicanos a causa de su mal cálculo político. Y para colmo de males, nuestra realidad indica que de no plegarse a las exigencias del nuevo Mandatario Norteamericano, habrá sanciones severas en el caso de seguir con su persistencia de implantar un régimen comunista. El derrumbe de la Cuarta Transformación está a la vuelta de la esquina, porque si de algo podemos tener la seguridad es que la elección intermedia será observada con mucho interés desde la Casa Blanca. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en periodismo.