En un hecho sin precedentes el Jefe de la Oficina de Presidencia de la República, Alfonso Romo, levantó la voz para asegurar que “no se puede manejar un país que está decreciendo al 9%, y lo estamos manejando como si estuviéramos creciendo al 9% . Y es importante la cita porque se dio en la XLII Convención Nacional del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas.

Y es importante el llamado porque hasta ahora el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador se ha manejado de acuerdo a las instrucciones que gira el “" Bien Amado Camarada Líder ", o simplemente por imitación, ocurrencias de momento, o simplemente por ignorancia, que es lo que mayormente ha provocado el desastre y el caos administrativo en menos de dos años.

Y no es que Alfonso Romo se atreva a contradecir a simplemente quien encabeza el Gobierno Federal, opina acerca de la engañosa mística de que “las cosas van muy bien, y que el pueblo está feliz, feliz”, porque hasta ahora la dinámica ha sido de aprendizaje y de echar a perder para asimilar la toma de decisiones con los golpes de las equivocaciones.El problema es que a dos años de iniciada la administración de López Obrador, no existe una ruta crítica que indique hacia dónde pretende caminar la mal llamada Cuarta Transformación y resultados son las metas a alcanzar.

Por lo pronto no existe un proyecto definido de gobierno, y mucho menos un Plan Nacional de Desarrollo que indique la ruta a transitar, las etapas a lograr, los cambios necesarios, y al menos la mística del conjunto de instituciones que participan en la toma de decisiones, en la operatividad de los programas, y en la definición de las metas en que seguirán colocando las esperanzas de millones de hombres y mujeres que han caído en los índices de pobreza por la carencia de resultados tangibles del gobierno encabezado por López Obrador.

Alfonso Romo debió tener infinidad de razones de peso para realizar una afirmación de esta índole, o quizá es que ya está hastiado de tratar de recomponer la operatividad de un gobierno que basa sus proyectos y programas en las ocurrencias mañaneras, o en lo que interpretan los Acerca de lo que dice el “merolíco de Palacio Nacional”, con la consecuencia mediata e inmediata de la generación del caos administrativo que por desgracia hemos venido padeciendo.

Pero también hay que señalar puntualmente que el problema no es de Alfonso Romo como responsable directo de la Oficina Presidencial, sino de quienes tienen que esperar a que el manto de las decisiones presidenciales los cubran y protejan para no cometer una grave equivocación que coloque su proyecto personal en riesgo por malos resultados.Y ese es el problema de un gobierno carente de institucionalidad y de una clase política sin preparación e improvisada que simula o juega a participar en un remedo de gobierno que está empobreciendo más a las clases olvidadas.

Insisto, hasta ahora la única identidad que se ha logrado generar en dos años es la improvisación y el fracaso de la mayor parte de los programas que han sido instrumentados. Pero tampoco están dando resultados los proyectos populistas de regalar dinero, porque la gente lo toma sabedora de que por el momento no existen oportunidades de desarrollo personal, esos apoyos les permite paliar en pobreza la carencia de oportunidades, esperando el momento propicio para insertarse en esa banda productiva que es la única que hace grande a este país: la clase media. De cualquier manera, hasta ahora el fracaso es la identidad de la 4T. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en periodismo.