Fue desde el Palacio Nacional donde el señor presidente de la República, Andres Manuel López Obrador, señaló que “la pobreza Franciscana”

sería el parámetro rector del gasto público. Habrá que señalar que Francisco de Asís escribió a uno de sus seguidores, el Hermano Leon: “cualquiera que sea el modo que mejor te parezca de agradar al Señor Dios y seguir sus huellas y pobreza, hazlo con la bendición del Señor Dios y con mi obediencia”. Habrá que señalar que la pobreza ha sido una de las principales características de la espiritualidad franciscana.

A Francisco de Asís le gustaban las historias de caballería y de valor caballeresco. Se veía a sí mismo como un caballero al servicio de un Señor y de una Dama: su Señor era el Señor Jesucristo y su Dama era la Señora Pobreza. Pero a pesar de pensar en la pobreza en términos grandiosos y románticos, Francisco era muy consciente de la dura realidad de la pobreza. Abrazo la pobreza no por idealismo, sino porque Cristo lo hizo. Si iba a imitar a Cristo en todas las cosas, razonaba Francisco, tendría que imitar a Cristo en su pobreza.

Ya quiero ver al señor presidente de la República dándonos una muestra de esa pobreza franciscana a la que siempre se refiere cuando de pedir a los mexicanos que aguantemos las crisis económicas que ha generado la inoperatividad de la mal llamada Cuarta Transformación, que hasta ahora no atina a desarrollar un modelo económico que vaya acorde con las necesidades de los mexicanos de todas las latitudes del país. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿si tanto le gusta el modelo de la pobreza franciscana porque sigue gastando inútil, ente el dinero de los mexicanos en sus caprichos?

Ojalá supiera que todos los miembros de la familia franciscana siguen el ejemplo de San Francisco, adoptando esa pobreza que tanto menciona el señor López Obrador en sus discursos y la riqueza que tanto dilapida simplemente porque se le ocurre qué hay que hacerlo así porque un Mandatario de un país como Mexico no puede incurrir en generar un espacio en Palacio Nacional donde impere la pobreza. No sé qué pase por su nívea cabecita cada vez que quiere decir a los mexicanos que no se preocupen por ser pobres, porque así era el señor Francisco de Asís y hay que seguir su ejemplo.

Lo primero que habría que señalar es que cuando alguien aspira a la pobreza no utiliza un palacio por morada, y él lo ha Hecho cuál sultán en el Palacio Nacional que antes de su llegada estaba convertido en un museo y un lugar de visita para todos los mexicanos de cualquier latitud. La Residencia Oficial de Los Pinos gastaba menos de un millón de pesos por albergar a quien en su momento era el Mandatario de este país, pero desde su arribo a Palacio Nacional el señor Andres Manuel López Obrador dispone de más de seiscientos millones de pesos mensuales para mantener su residencia en Palacio Nacional.

El mentiroso de Palacio Nacional sigue dando muestras de ese cinismo que lo ha caracterizado siempre. Por lo pronto, su hijo, Jesús Ernesto Gutiérrez, fue visto paseando por el Aeropuerto de Heathrow con unos tenis cuyo valor superan los veinte mil pesos, acompañado de la embajadora de nuestro país en el Reino Unido. Lo único que podemos decir los mexicanos es que el presidente de la República es un mentiroso compulsivo que piensa que puede engañar a los mexicanos con sus prédicas, pero la realidad indica que ya los tiene hasta la coronilla con sus estúpidas citas para dar a conocer su pretendida pobreza. Hoy es uno de los hombres más acaudalados no tan solo del país, sino del mundo. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.