Sin lugar a duda el Presidente de la República sigue empecinado en convertir a este país en uno más de los gobiernos populistas

que se han asentado en el Continente Americano, y que han causado graves daños a los habitantes de esos países en que se ha instaurado esa forma de gobierno que tiene por consigna el empobrecimiento de las sociedades para hacer a sus miembros dependientes de las dádivas institucionales que nunca terminan de satisfacer siquiera los mínimos requerimientos de la canasta básica.

A la par del empobrecimiento de este modelo de gobierno los liderazgos gozan de las mejores condiciones porque son quienes deciden que se le entrega a cada quien para su paupérrima manutención y la de sus familiares, y para encadenarlos a las dádivas institucionales porque los bienes de consumo son escasos y los detentan las estructuras gubernamentales que las concentran para evitar que existan grupos o personas que puedan poner el riesgo el modelo si acceden a los mercados.

El populismo latinoamericano se ha distinguido por la participación emotiva de las masas populares, que comienzan siendo aleccionadas por las prédicas del líder en turno en las que se utilizan términos que propician pertenencia como son el caso de Pueblo, Nación, Patria, y el lanzamiento de epítetos a quienes no comulgan con ellos como hasta ahora lo ha venido haciendo Andrés Manuel López Obrador, quien se refiere a sus adversarios como conservadores, fifis,

El uso de epítetos ha sido una costumbre de Andrés Manuel López Obrador con la finalidad de etiquetar a supuestos adversarios a quienes poco identifica por su nombre, a menos que tenga que lanzar la diatriba etiquetada, durante esa desangelada mañanera que desmanteló al aparato de comunicación social del Gobierno Federal, y que hasta ahora ha sido suplida por las constantes diatribas presidenciales que buscan diferenciar a los unos de los otros. Para decirlo más claro, los buenos están de su lado, y los “Conservadores” se significan como los adversarios y quienes se oponen a su entrega a las causas de los pobres.

Para decirlo más claro, el populismo no es más que un conjunto de ideas sin definición política que apelan a las grandes masas a través de las emociones y la siembra del odio a los que lograron alcanzar la riqueza, y cuyos postulados son de difícil aplicación y suelen ser medidas irreales buscando persuadir a los electores. Para decirlo más claro, quienes se enganchan en las prédicas populistas son los menos favorecidos porque se les despierta la esperanza de alcanzar un mejor destino que por desgracia nunca llegará.

Apelar a los sentimientos y pasiones de los electores es la parte medular de las prédicas populistas, pero la experiencia probada indica que nunca alcanzará la riqueza de un país para mantener las dádivas institucionales porque la degradación económica está a la vuelta de la esquina, y al cabo del tiempo el empobrecimiento generalizado es el único resultado y el siguiente paso es el establecimiento de la dictadura como ocurrió en Venezuela y los demás países del sur del Continente. Pobre México y pobres mexicanos de seguir por la misma senda. Pero no hay mal que dure cien años ni pueblo que los aguante. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.