Muchos analistas han considerado que Mexico ha entrado en una vorágine que lo llevará indefectiblemente a un Gobierno Paradictatorial,

aunque hasta ahora esa democracia que hemos construido los mexicanos sigue vigente y con muchos indicadores de que pueda mantenerse va salvo, a menos que en la siguiente elección presidencial vuelva a triunfar el Movimiento de Regeneración Nacional, según lo señalan los especialistas del fenómeno político. Pero también habrá que mantener la atención sobre esa masa amorfa que se ha mantenido firme en los partidos de la oposición.

Doctrinariamente se llama “Gobierno Paradictatorial” al esquema donde la voluntad del gobernante se impone por sobre todas las leyes, disposiciones legales, o bien colocando por encima de todo su voluntad en el ejercicio de gobierno, como hasta ahora ha venido ocurriendo durante el mandato de Andres Manuel López Obrador. Muchas cosas se han señalado acerca de esta posibilidad, aunque hasta ahora las cosas han marchado dentro de los propios cánones que han mantenido vigente al Sistema Político Mexicano.

Si de algo se ha criticado a Andrés Manuel López Obrador es de su excesiva obsesión para imponer su voluntad ante los graves problemas que acusa este aún maravilloso país, y que hoy languidece ante un gobierno cuyos desatinos marcarán su gestión al término de su mandato. Uno de sus más recurrentes delirios ha sido esa política exterior en la que ha dado canonjías a las dictaduras populistas del Continente, aunque habrá que señalar que pese a su vocación populista hasta ahora las instituciones han salido avante y con el menor daño posible.

Pero también habrá que decir que los mexicanos hemos tenido una brutal regresión similar a la circunstancia que vivimos en tiempos de Luis Echeverria Álvarez o de José López Portillo, donde el inquilino de la Residencia Oficial de Los Pinos determinaba voluntariamente la vida, obra y milagros de las instituciones y sus titulares, así como de los programas que se instrumentaban en la mayor parte del régimen y en cada una de las entidades de la Federación, surgidos de las ocurrencias palaciegas, pero habrá que señalar que al menos funcionaban mucho mejor que en la circunstancia actual.

México no está exento de caer en las redes de ese populismo rampante que se ha convertido en dictadura en otras latitudes del Continente, pero también es preciso señalar que en mucho abona para que eso no ocurra la circunstancia de la mala salud del Presidente de la República, quien en los últimos meses ha asumido una posición menos agresiva que al inicio de su gobierno, aunque también habrá que señalar que esa peculiaridad no quiere decir que abandone sus ansias dictatoriales, porque si algo lo mantiene vigente es su vocación de poder.

El mayor problema, aparte de la circunstancia económica, es que la delincuencia organizada sigue vigente y con la mayor permisibilidad para el control de los territorios, y eso seguirá propiciando innumerables muertes, y el desmesurado crecimiento de las bandas criminales que han aprovechado el estado de indefensión en que vivimos los mexicanos para enseñorearse incluso con el control de los miembros encargados de protegernos desde la esfera oficial. Lo peor de todo es que el presidente de la Republica ha dado muestras de olvidos en sus mañaneras, y eso es un grave indicativo de que sus males se están agravando. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.