Bien dicen en el argot popular que ““pedir no cuesta nada, recibir es lo importante”, y eso fue lo que hizo el Primer Mandatario

en la reunión trilateral entre Canadá, Estados Unidos, y México. Pero habrá que decir que siempre el Presidente de la Republica se cura en salud cada día que le señalan los excesos de su gobierno y la forma tan personalista en que se aplican los recursos públicos. Pero los mexicanos ya sabemos de qué está hecho, y será la historia la que lo ponga en el lugar que merece.

En uno de sus desplantes mañaneros decidió colocarse en la victimización cuando una valiente periodista le pidió que opinara acerca de los posibles nexos entre Adan Augusto López y el narcotráfico, y le dio por declamar una Poesia de Rubén Dario, hasta señalarse a sí mismo como un hombre sin mácula al que todos los adversarios tildan de ladrón, pero que él seguirá adelante porque sus adversarios son pequeños ante la magnitud de su grandeza como el estadista que se siente, y que es único en la historia reciente del país.

Mentir no cuesta nada, y lo ha asumido responsablemente, porque hasta ahora lleva más de ochenta y seis mil novecientas diecisiete mentiras en sus conferencias mañaneras, y lo hace conscientemente porque mentir es una forma de exculparse de posibles delitos, y actos de corrupción tan frecuentes y públicos que son relatados en los medios de comunicación. Para decirlo más claro, aparte de ser el Mandatario más corrupto de la historia del país, también es el mandatario más mentiroso, y ahí están las pruebas en los recuentos de las empresas que se han dedicado a registrar esas mentiras.

Hasta ahora son ochenta y seis mil novecientas diecisiete mentiras, y ante la evidencia siempre acude a la estrategia de que siempre tiene “otros datos”. Para decirlo más claro, de acuerdo a la contabilidad que se ha realizado, hasta ahora vierte noventa y cuatro mentiras en cada conferencia de prensa. Y claro que mentir no cuesta nada, y por eso lo hace, porque según sus propias palabras a los mexicanos hay que decirles lo que quieren oír, aunque sea una mentira para hacer que se sientan bien, porque según el, su credibilidad sigue viento en popa.

Pero habrá que apuntar que la mitomanía es un trastorno psicológico. Una persona con esa característica miente e inventa anécdotas fantásticas de manera repetitiva con la finalidad de obtener un beneficio de manera inconsciente que suele ser atención, admiración o evitar un castigo o un reclamo. Pero también es preciso señalar que un mitómano suele escenificar con sus palabras la realidad que le gustaría vivir. Las claves para identificar a un mitómano son: una baja autoestima, la grandilocuencia como escudo, la recurrencia para reafirmar, la carencia de objetivos, la fantasía en que vive, la seducción como estrategia, y la difamación ante la confrontación.

Por desgracia esas son las principales características que definen a quien por ahora conduce los destinos del país, y nunca antes habíamos tenido en la Presidencia de la República a un ejemplar de este tipo. Pero el destino de los pueblos democráticos incluye que en algunas ocasiones esos pueblos se equivoquen, aunque también habrá que señalar que los mexicanos estaban muy lastimados por los malos gobiernos anteriores, y decidieron por el peor de los caminos, porque hasta ahora el desastre es la identidad de esa mal llamada Cuarta Transformación que ni ha transformado nada y nos tiene hundidos en el desconcierto y la mendicidad. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.