Sin lugar a duda la delincuencia esta donde uno menos lo espera. Incluso entre aquellos que se ostentan como

servidores públicos, y que aprovechan el encargo para cometer delitos a sabiendas que están faltando a la probidad con que se debieran conducir al violentar su propio trabajo, y la decencia que debieran tener como integrantes de un cuerpo de servidores públicos que en su esencia debiera estar dedicado a la protección de la seguridad de los ciudadanos en uno de los destinos más visitados por el turismo mundial.

Si algo debe quedar claro es que un periodista tiene la obligación moral de relatar los excesos en el ejercicio del poder, y mucho más cuando esos excesos se cometen en perjuicio de los ciudadanos a quienes debieran proteger y respetar. México es un país de libertades, y la norma fundamental es la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos, que a la letra señala que nadie puede ser molestado en su persona, familia o posesiones, si no es producto de un mandato judicial que funde y motive la causa legal del procedimiento.

Seguiré haciendo mi trabajo periodístico le guste o no a quienes en un exceso de autoridad me esposaron y condujeron ante un presunto juez cívico que al momento de enterarse de los hechos determinó una multa que fue pagada, y que fuera el castigo por presuntas irregularidades cometidas al “Artículo 56 Fracción IV, al dificultar o entorpecer la prestación la prestación de los servicios públicos”, además de pasar breves momentos en una celda como un vulgar delincuente a causa de un abuso de autoridad de los presuntos elementos que abusaron de su presunta autoridad esculcando la bolsa de viaje de un muchacho que esperaba la salida del sol para irse a su casa desde la Terminal de autobuses en Cancún.

Es muy clara la letra Constitucional cuando señala que “nadie puede ser molestado en sus papeles, bienes, o posesiones, si no existe mandato de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento”, pero a los gorilas que trabajan en Servicios Públicos Municipales y que se dijeron agentes policiales sin mostrar identificación alguna, y que a petición del que quien esto escribe la solicito, y antes que identificarse como miembros de una corporación me propinaron golpes y me esposaron por reclamarles un hecho a todas luces ilegal como lo es el exceso de autoridad y la violación de la letra Constitucional a la que me he referido en líneas anteriores.

Hasta ahora me vengo enterando que los simples miembros del servicio público de la Ciudad de Cancún están facultados para violar la letra Constitucional de que reafirmo, ““nadie puede ser molestado en su persona, bienes o posesiones, si no existe mandato judicial que funde y motive la causa del procedimiento”, y esto quiere decir que los presuntos elementos de “Servicios Públicos”, que no policías, cuentan con la facultad de proceder a la detención de un ciudadano. Lo que hicieron con este periodista fue un secuestro, y como tal exijo a la Procuraduría General de Justicia de Quintana Roo, a cargo de Óscar Montes de Oca Rosales, que proceda de inmediato a la investigación de este lamentable hecho, y que los presuntos miembros de servicios públicos municipales sean sancionados como lo marca la ley porque nunca mostraron identificación alguna que los habilitara como elementos policiales.

Fueron simples elementos de los servicios públicos municipales que estaban delinquiendo aprovechando su presunta autoridad para cometer el delito de robo, porque eso hacían cuando estaban revisando la maleta del muchacho al que me he referido. Hasta ahora nunca había yo estado enterado que los integrantes de los servicios públicos municipales podían utilizar esposas para someter a los ciudadanos. Y les puede quedar claro que seguiré hasta donde tenga que hacerlo, denunciando este tipo de excesos porque son simples servidores municipales sin encargo policial. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.