Sin lugar a dudas uno de los mayores esfuerzos que realizará el presidente de la República, Andrés Manuel López

Obrador, no es otra cosa que recomponer el camino para dejar un legado en el que se mencionen sus mayores aciertos y las grandes obras aún por terminar, porque hasta ahora lleva una gran lista de caprichos y ocurrencias que seguramente empañarán ese pretendido legado que piensa dejar.

Hasta ahora su favorita ha sido la ex jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien no calienta ni al que vive con ella, porque esa frialdad lara mentir, para lanzar culpas ajenas, y sobre todo para exculparse de las grandes tragedias que ella misma construyó. Dos grandes hechos la marcarán toda su vida, y sobre todo los mexicanos estarán prestos a recordarlo todo el tiempo, y no son otra cosa que la caída del Metro, y la caída del Colegio Rébsamen.

López Obrador ha sido un mandatario distinto porque así lo planeo el mismo. Pero el desgaste que hasta ahora lleva con sus conferencias mañaneras que no son más que una muestra de cómo un mandatario pierde el tiempo que debiera utilizar para el análisis y la toma de decisiones, con su gente más cercana. Pero esa circunstancia lo tiene sin cuidado, porque piensa que siendo el mismo merolico mañanero trascenderá en la historia reciente del país.

El presidente de la Republica se siente querido, apreciado, amado, pero, sobre todo, respetable. Y claro que eso es lo que él piensa, porque dejo de lado esa calle que lo alimentaba en sus estrategias de clientela popular, porque dejó de hablarle a la gente y se dedicó a fustigar a sus presuntos enemigos, a los que llama adversarios políticos, y lo peor es que también perdió esa cercanía que tanto le sirvió para alzarse con el poder.

Nadie experimenta en cabeza ajena, pero antes que meditar cuál será su legado histórico, debiera intentar recomponer las diferencias que ha tenido con diversos sectores de la sociedad, así como sus excesos a la hora de tildar de adversarios a quienes no piensan como él, y la forma en que los ha fustigado pensando que con eso podrá detener la andanada de críticas que hasta ahora siguen y seguirán cayendo como pesadas lozas sobre su prestigio, que, por cierto, está muy alicaído.

Lo único que podemos tener seguridad los mexicanos, es que se meterá a fondo a la lucha por la sucesión, porque no le alcanzará a Claudia Sheinbaum la poca empatía que tiene con los mexicanos, y eso es algo que tiene que meditar para intentar reanimar a su gobierno y buscar la simpatía de los mexicanos para que aceleren como nueva mandataria a la culpable de la tragedia del Colegio Rébsamen y de la Línea Doce del Metro. La memoria histórica no está de su lado definitivamente. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.