sinpunto

Sin lugar a dudas la actual generación de políticos que tenemos en el país es una de las más obscuras de la historia, si no es que la de menor perfil y preparación. Las dirigencias de los partidos son el principal indicativo, y ni qué decir de los representantes populares que con sólo abrir la boca nos damos cuenta de sus deficiencias educativas y su deformación doctrinaria. No dudo que algunos de ellos confundan la gimnasia con la magnesia porque carecen de las más elementales luces en el entendimiento.

Lo inexplicable es cómo fueron a parar ahí, en la zona donde se comparten responsabilidades para la conducción del país y la construcción de leyes y políticas públicas encaminadas a mejorar la alicaída circunstancia en que viven la mayor parte de los mexicanos.

Me parece que entre nuestros representantes populares todavía existen quienes no acaban de entender el papel que les corresponde desempeñar en el esquema gubernativo del país, y su comportamiento responde más a impulsos personales o desplantes partidarios antes que al interés de las mayorías a quienes están obligados a proteger y privilegiar como debiera ocurrir en cualquier democracia. Desconozco el nivel de preparación de la mayor parte de ellos, pero si juzgara por la calidad de sus propuestas o el contenido de sus citas discursivas, puedo afirmar sin temor a equivocarme que muchos de ellos están peor que los maestros de la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, quienes con sus letreros y comportamientos conductuales mostraron su lamentable estatura académica.

La semana pasada la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional en el Senado de la República presentó un punto de acuerdo para que la Secretaría de Gobernación investigue el financiamiento de las marchas y plantones de la CNTE en el Distrito Federal, pero al final solamente se quedó en la creación de una comisión especial que analizará el problema magisterial. Como si no supiéramos la militancia de la disidencia magisterial, y la forma en que los gobernadores financian sus actividades en el centro del país. Todo transcurría de la forma en que transcurre siempre, hasta que el senador Fidel Demédicis Hidalgo, del Partido de la Revolución Democrática, reclamó en la tribuna que el movimiento magisterial haya sido tachado de “criminal”, señalando además que los miembros del PAN no entienden el origen del financiamiento porque nunca se han subido a un camión del transporte público a “botear” y buscar la solidaridad del pueblo.

Fidel Demédicis es el más claro ejemplo de esa imbecilidad senatorial que distingue a muchos de nuestros representantes populares. Resulta deleznable una afirmación así desde el momento en que los senadores representan los intereses de los estados, y los diputados son depositarios de nuestra soberanía. El señor Demédicis, que por cierto es oriundo de Morelos, debiera al menos intentar cerrar la boca antes de proferir otra idiotez que permita a los mexicanos constatar las pocas luces de su entendimiento. Pobre México con maestros que atentan contra los ciudadanos, y representantes populares con una ignorancia supina rayana en la imbecilidad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.