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Con fuertes ovaciones fue recibido y despedido en el Palacio de Bellas Artes, de esta ciudad, el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, quien celebró sus 90 años de vida con un recital poético con lo más representativo de su producción.

Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, Cardenal leyó por casi una hora y 20 minutos varios poemas de su autoría y al término de cada uno recibió fuertes aplausos de invitados y lectores que se dieron cita anoche en el recinto de mármol.

“Vamos a tener como una breve antología de mi poesía de las distintas épocas, comenzaré con algunos poemas de juventud que son de amor, porque fueron años de muchos enamoramientos”, expresó a la concurrencia.

El también ensayista, sacerdote, teólogo, traductor, escultor y político hizo entonces un recorrido por su poesía, sobre todo la de su época de juventud, como la que le dedicó a una mujer de nombre Claudia, aunque también abordó aquella que evoca a temas como la armonía, la ciencia, la política, el universo, los conflictos bélicos y a los indígenas de México como un homenaje.

Además algunos poemas como “Somoza desveliza la estatua de Somoza en el Estadio de Somoza” y “Oración por Marilyn Monroe”, “Cántico cósmico” y “El Evangelio de Solentiname”, así como poemas aparecidos en la antología conmemorativa “Noventa en los noventa”, recién publicado por Trilce, con selección e introducción del escritor nicaragüense Sergio Ramírez.

Momentos antes de tomar la palabra el secretario de Cultura Eduardo Vázquez Martín, se proyectó un video del homenajeado Ernesto Cardenal, nacido el 20 de enero de 1925, el cual relató parte de su vida desde la niñez hasta convertirse en un poeta y su llegada a México.

El video plasma en palabras del vate que decidió ordenarse sacerdote e ingresó a la abadía trapense de Nuestra Señora de Getsemaní, donde conoció a Thomas Merton, su guía espiritual, pero por mala salud, debió salir de la Trapa; fue en 1961 cuando fue ordenado sacerdote.

Sin embargo, no abandonó la poesía ni la lucha social; fundó en Solentiname una comunidad utópica basada en la vida contemplativa y el evangelio, se adhirió a la Teología de la Liberación y más tarde participó en la Revolución Sandinista.

El también poeta Vázquez Martín, mencionó que “nos reúne esta noche la palabra del vate Ernesto Cardenal, quien comenzó a publicar poemas a mediados del siglo XX, en un mundo dividido tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la amenaza nuclear gravitaba sobre todos los seres humanos y cuando al amparo de Estados Unidos se imponían en América Latina dictadores crueles”.

Destacó que los primeros poemas de Cardenal tuvieron como sujeto a los filibusteros, las batallas del pirata, la destrucción de Granada, Nicaragua, por los invasores, la ciudad donde nació el poeta.

En aquellos poemas de finales de los años 40, Cardenal mostró ya la naturaleza de su verso, el poema narrativo de mediano y largo aliento, donde a un tiempo se canta y se cuenta.

Aquellas poesías, cuyo origen está en las batallas épicas y trágicas de “La Iliada”, iban a convivir en la poesía de Cardenal con el epigrama y el salmo. Versos todos ellos entrecruzados con la narrativa histórica, el periodismo y la crítica política, consideró.

El poeta argentino Jorge Boccanera aseguró, por su parte, que era un gusto estar en el homenaje de una gran figura de las letras de América Latina, símbolo de la lucha por la dignidad y la libertad.

“Cardenal cumple en enero próximo 90 años vividos con intensidad en una existencia que él denominó vida perdida, tal es el título de su biografía, pero del que pierde la vida para encontrarla en una profunda entrega, consagrarse y brindarse en ese diálogo del alma y la sangre, que abarca en un solo as el hacer poético, la fe religiosa y el compromiso político”, expresó Boccanera.

Cardenal afirma que así como hay leyes para proteger la diversidad biológica, debería para proteger la diversidad de la lengua, porque dice “cuando se pierde una lengua se pierde una visión del mundo”, recordó el argentino, al señalar una de las virtudes de Cardenal.