sinagoga

Como un espacio vivo, en constante actividad, que abre sus puertas para recibir a todos aquellos que quieran saber sobre la cultura judía y los inmigrantes que llegaron desde Europa del Este hace casi 100 años, se conserva la Sinagoga Histórica situada en la calle de Justo Sierra 71, en el Centro Histórico de esta capital.

Como parte de las actividades de la 12 edición del Festival Internacional de Cine Judío en México, la historiadora Mónica Unikel-Fasja, directora de dicho espacio cultural, ofreció ayer un recorrido por los dos edificios que componen el sitio que alberga el templo, en el que los judíos solían realizar sus rezos.

Acompañada por medio centenar de personas, relató que a principios de los años 20 del siglo pasado, decenas de judíos de Turquía, Grecia, Siria y Europa del Este comenzaron a llegar a México en busca de un refugio, porque en los países de donde provenían ya no podían vivir siquiera como seres humanos.

Comentó que la mayoría se estableció en la zona de La Merced, con sus casas de rezos y ahí abrieron tiendas, carnicerías y demás. Curiosamente, la mayoría se instaló en la calle de Jesús María y una de las primeras casas que funcionaron como sinagoga, estaba en la calle de la Santísima.

En esa época, añadió, la comunidad judía había crecido y vieron la necesidad de construir una sinagoga formal. Fue en 1918 cuando se compró una casa en la calle de Donceles, que años después, en ese tramo se llamó Justo Sierra, y a la que se le adjudicó el número 83, dijo.

Cinco años más tarde se demolió y en 1923 construyeron una sinagoga en toda forma, que fue la primera en México.

Durante el recorrido, Unikel-Fasja comentó que es aquí, “donde está el origen de la comunidad judía en este país y refirió que antes de ser comunidad, los judíos fueron inmigrantes que llegaron a un país del que no conocían nada, su lengua, cultura, todo les era diferente”.

Varios, detalló, provenían de diferentes partes del mundo, en donde no podían seguir viviendo como judíos. “Había judíos que venían de Siria y de países del imperio Otomano que llegaron aquí buscando un lugar seguro”, refirió.

En el Imperio Otomano se exigía que las minorías étnicas perdieran sus características, especificidades y que se uniera a este proyecto nacionalista que exigía un servicio militar que era muy peligroso. En el caso de los askenasi, que eran los judíos de Polonia y Rusia, existe un antisemitismo y pobreza que los tenía en una situación desesperada.

“En ambos casos, México se convierte en una opción y se establecen en esta zona de la ciudad, que hoy es el Centro Histórico”, indicó.

Recordó que la comunidad judía organizaba sus rezos en cuartos de vecindades, en casas, porque, dijo, “el rezo judío se organiza muy fácil.

“Pero una vez que llegaron más y surge la necesidad de contar con un espacio propio, es cuando se funda esta Sinagoga que surgió en 1948.

Espacio tradicional

“Este espacio se creó copiando una Sinagoga de Lituania, por deseos del principal donador, entonces, es una imagen de las sinagogas de donde venían los inmigrantes y es interesante porque las primeras en México son copias de otras, y nos habla de que los inmigrantes se dejaron rodear de algo que les era familiar”, dijo.

La también autora del libro “Sinagogas en México”, comentó que ésta es importante, “porque nos remite a ese pasado del que venían, las sinagogas que se hicieron después, ya no son copias, ya no hubo nostalgia y ni esa necesidad de vivir con la mirada en el pasado, son modernas”.

Este espacio, reiteró, es una sinagoga tradicional, igual a las que hay en Europa Oriental, con un púlpito central que es en el que se hacen todas las oraciones y discursos, y al frente tiene el espacio más importante de toda sinagoga, que es el que guarda los rollos de la Torá o Ley de Moisés, compuesta por los cinco primeros libros del Antiguo Testamento.

Se considera el texto que contiene la ley y el patrimonio identitario del pueblo israelita; al mismo tiempo que constituye la base y el fundamento del judaís