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“Hace 25 años encontré a la Universidad del Claustro de Sor Juana muy lastimada, con graves problemas económicos, mil 500 millones de viejos pesos como déficit anual, pocos alumnos, un par de programas de estudio, escasos maestros, equipo y materiales, y un

listado inagotable de enormes retos”.

Así lo recuerda la maestra Carmen Beatriz López-Portillo Romano, rectora de esa casa de estudios superiores, quien el próximo 24 de febrero cumplirá 25 años en el cargo.

A la distancia, mira hacia atrás y recapitula sobre lo que ha sido ese gratificante andar entre la libertad de pensamiento, las humanidades y los eternos apuros.

“En contraparte, me hallé ante el privilegio de ocupar este espacio que es tan especial, tan simbólico, en el que se cruza la historia del país, distintos valores, principios y formas de ver la realidad del mundo. Recordé entonces la filosofía de Oriente que enseña que retos son oportunidades; era un momento difícil, por eso eché manos de lo que sí tenía”, acota en entrevista.

Con la satisfacción del deber cumplido, con la mirada puesta en nuevos retos para los que ya tiene las posibles consecuentes soluciones, la maestra López-Portillo Romano evoca que “tenía un grupo de gente solidaria, ejemplar, capaz de venir a trabajar sin ganar un sólo peso. También el apoyo de mi familia y, sobre todo, un cierto grado de inconsciencia”.

“De pronto pienso que si entonces hubiera sabido lo que ahora sé, tal vez no me hubiera animado a emprender este proyecto. La inconsciencia nos hace decir sí se puede y nos proporciona ímpetu, ganas de hacer cosas positivas. Así pensaron muchos amigos generosos que ofrecieron sin costo y con cariño, clases, conferencias y su tiempo”, recuerda.

Entre ellos, cita al poeta y premio Nobel de Literatura Octavio Paz, al arquitecto y pintor Teodoro González de León y al artista plástico conocido como “El Mozart de la Pintura”, Juan Soriano.

“Fueron muchos más quienes dictaron charlas y conferencias magistrales, y aunque yo no tenía recursos para pagarles, por entusiasmo nunca parábamos”, dice luego.

Sin embargo, no todos los amigos ni todos quienes en ese tiempo laboraban en el centro universitario que más tarde dio paso a la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) dieron lo mejor de sí. Algunos dijeron no a los apoyos y otros más desertaron al creer, con poca fe, que la institución no tenía futuro. Ese fue un augurio tremendamente errado.

La UCSJ es una Asociación Civil sin fines de lucro, fundada en 1975, y en 1979 por decreto presidencial, le fue otorgado el privilegio de albergarse en el ex convento de San Jerónimo, espacio que durante 27 años habitó Sor Juana Inés de la Cruz, la más grandiosa poetisa que ha dado México y América, y una de las más trascendentes en todo el mundo.

Echando mano de los amigos solidarios, entre músicos, pintores, escritores y expertos en otras disciplinas, la maestra Carmen Beatriz creó siete planes de estudios, todos ellos en Humanidades, fortaleció el área de investigación, y organizó seminarios de investigación, muchos en Filosofía, sin dejar de fortalecer la Extensión Universitaria de la UCSJ.

En 1991, cuando asumió la rectoría, esa institución dedicada básicamente a la formación de ciudadanos útiles para sí mismos, para la sociedad y para México, contaba sólo con dos licenciaturas, y 10 años después ya impartía nueve licenciaturas y una maestría, todas con Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE) y autenticación de la SEP.

En 1992, a insistencia de Lupita Pérez San Vicente, historiadora, Sorjuanista, y estudiosa de la gastronomía como parte esencial de la cultura mexicana, la entrevistada trabajó de manera tenaz por crear un Programa Académico en Gastronomía. Mucha gente se burló de la idea, pero la SEP validó esa licenciatura y hoy es un pilar fundamental de la UCSJ.

Esa licenciatura abrió a la Universidad la brecha hacia el éxito. “A partir de ella comenzaron a llegar más alumnos y luego seguimos fortaleciendo las demás carreras. En 1994 llegamos al punto de equilibrio. Crecimos y a partir de entonces hemos reconstruido muchos de los espacios del ex convento, hasta que cada año hacemos una restauración importante”, dijo.

En 2001 adquirió un espacio adicional, el Campus Regina, con una superficie de cerca de 4000 metros cuadrados que se comunica con el ex convento a través del Callejón de San Jerónimo. En agosto de 2003 fue inaugurada la nueva sede de la UCSJ en la calle Regina, que tiene instalaciones de punta para la enseñanza de la licenciatura en Gastronomía.

En marzo de 2010 se inauguró ahí mismo el Restaurante Escuela Zéfiro, espacio de más de 1100 metros cuadrados acondicionado en lo que fuera la Celda de la Marquesa de Selva Nevada, inmueble construido por Manuel Tolsá.

“Hemos abierto nuevos planes y programas de estudios, destacando la Licenciatura en Derechos Humanos y Gestión de Paz, única en el país.

En 2002, la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES) acreditó a la UCSJ al cumplir con los 166 indicadores de calidad. En 2004 fue la cuarta institución de educación superior del país, en ese entonces de un total de mil 800 instituciones privadas, en ingresar en el Padrón de Excelencia de la SEP. En la actualidad, dicho padrón está constituido solamente por 40 universidades.

Durante 2015, preámbulo a los 25 años de la actual rectoría, se reformaron radicalmente todos los planes de estudio, atendiendo a las exigencia de las acreditadoras, lo que se traduce en ser sensibles a lo que está sucediendo en materia de educación en el mundo, a una curricula flexible, a nuevas tecnologías y a enseñar a los alumnos a pensar por sí mismos.

“Ahora, tras esa mirada al pasado, siento que he cumplido frente a los principios que animan a esta universidad que aspira a buscar la verdad y quiere formar hombres y mujeres capaces de indignarse ante lo que sucede en este mundo, pero también, de asombrarse ante las bellezas y los gestos de generosidad que se dan en este mundo” subraya.

La UCJS cuenta hoy con una matrícula de mil 500 estudiantes escolarizados más los que forma vía educación continua y extensión universitaria, que son alrededor de tres mil al año. Ellos toman nueve licenciaturas y dos maestrías, y son atendidos por una planta docente de aproximadamente 210 profesores especialistas en sus temas y de tiempo completo.

Ciertamente, el espíritu de Sor Juana Inés de la Cruz ronda cada rincón del Ex Convento de San Jerónimo ocupado por la UCSJ. ¿Cómo llevar el preclaro pensamiento de la monja a los estudiantes? “De una manera sencilla: Ella defendió la libertad, el derecho a la palabra y al conocimiento; eso es lo que enseñamos a los estudiantes”, subraya la maestra.

La UCSJ es, una institución que no depende ni del gobierno ni de ninguna Iglesia ni de ninguna empresa para sobrevivir. “Somos una Asociación Civil sin fines de lucro que invierte aquí mismo sus ingresos, lo que nos da una libertad de acción que no es común; en el ámbito de las humanidades, esta universidad es digna de la herencia de Sor Juana”.

¿Hacia dónde va la UCSJ? “Queremos ser un referente en las Humanidades en el país, en las áreas del arte, la cultura, la educación y los derechos humanos, no crecer demasiado sino tener alumnos de excelencia, incidir en la realidad del país y apoyar el nuevo modelo educativo al que le apostamos”, concluye la rectora Carmen Beatriz López-Portillo Romano.