México, 28 de julio de 2025 ::: Desde las antiguas cortes minoicas y los jardines persas hasta los acueductos

romanos y las plazas modernas, las fuentes han sido algo más que elementos ornamentales: han tenido funciones sagradas, sociales, simbólicas y, últimamente, sirven como lugares para refrescarse en las sofocantes ciudades,

 ::: De lo práctico a lo divino
Con una historia que abarca casi cinco milenios, las fuentes sirvieron primero para satisfacer necesidades prácticas.
Alrededor del año 2000 a.C., en la Creta minoica, el agua de los manantiales se canalizaba hasta pilas escalonadas en palacios como Cnosos y Zakros. No solo servían para lavarse, sino para rituales de purificación en lugares religiosos.
En el antiguo Egipto, las fuentes solían tener surtidores con cabezas de león, un motivo que se ha transmitido a través de las tradiciones grecorromana e islámica.
Por ejemplo, el Patio de los Leones, en el palacio árabe de la Alhambra de Granada, tiene una fuente con doce figuras de leones que chorrean agua. Asociados a la fuerza y a la tutela divina, los leones simbolizaban el poder protector.
En los jardines islámicos tradicionales, las fuentes y los juegos de agua desempeñaban un papel central, pues reflejaban la visión coránica del paraíso y simbolizaban la pureza, la vida y la belleza divina.

::: Simbolismo y servicio
En Europa, los periodos renacentista y barroco transformaron las fuentes en vehículos de espectáculo y simbolismo político.
Por ejemplo, las famosas fuentes de Roma: la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini, en la plaza Navona, representa los cuatro grandes ríos conocidos durante el Renacimiento: el Nilo (África), el Danubio (Europa), el Ganges (Asia) y el Río de la Plata (América). Encargada por el Papa Inocencio X y construida en 1651, simbolizaba el alcance mundial de la Iglesia Católica y el poder del Papa.
La Fontana de Trevi, construida en 1762, ha alcanzado el estatus de icono pop, en parte, debido a la leyenda de que una moneda arrojada en ella aseguraría el regreso a Roma.
En la Estambul otomana, las "cesme" o fuentes públicas eran donadas por familias adineradas como acto de caridad. A menudo con inscripciones poéticas, estas fuentes ofrecían agua gratuita en un clima caluroso y eran puntos de encuentro para los habitantes de la ciudad.

::: Espectáculos modernos
En los siglos XX y XXI, algunas fuentes se han convertido incluso en icónicos "artistas intérpretes". La empresa californiana WET Design ha creado dos de estos ejemplos.
Las Fuentes del Bellagio de Las Vegas, inauguradas en 1998, cuentan con más de 1000 fuentes que se mecen al ritmo de la música y se iluminan. El espectáculo se extiende a lo largo de 304 metros y el agua alcanza una altura de 138 metros.
Con 6600 luces subacuáticas, la Fuente de Dubái es la más grande del mundo. Con cerca de 275 metros de ancho y 150 metros de altura, sus aguas se mueven al son de clásicos árabes o éxitos del K-pop.

::: ¿Desperdicio o ingenio?
Los críticos sostienen que las fuentes desperdician agua, sobre todo en regiones propensas a la sequía. No obstante, el contraargumento es que los diseños modernos suelen utilizar agua recirculada y bombas alimentadas por energía solar.
Investigaciones han demostrado que las fuentes pueden tener efectos refrescantes, sobre todo cuando incorporan finas pulverizaciones o nebulizaciones, que aumentan el contacto evaporativo con el aire.

::: Olas de calor
En Europa, un continente castigado por las olas de calor, las ciudades han ido adaptando sus elementos acuáticos existentes para satisfacer las necesidades modernas.
En París, las fuentes Wallace del siglo XIX se modernizaron en 2021 con boquillas nebulizadoras que se activan con el calor. Viena cuenta con arcos de nebulización, fuentes interactivas y zonas acuáticas lúdicas para niños y adultos que quieran refrescarse. Berlín, a su vez, está ampliando su red de fuentes sin contacto, que combinan higiene e hidratación.
Si bien es importante subrayar que las fuentes por sí solas no podrían mitigar las altas temperaturas en las ciudades, juegan un rol importante en un futuro cada vez más caluroso.