Ciudad de México, México, 12 de septiembre de 2025 ::: El concierto Migrante 27, de Pasatono Orquesta,

realizado en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario el pasado sábado, fue la expresión musical del exilio y la trashumancia. Esta actividad tuvo lugar en el marco de la Semana de Cultura de Paz de la UNAM, y mostró que la orquesta ha tomado el reto de preservar la memoria musical de Oaxaca.

 Rubén Luengas, director de Pasatono Orquesta, señaló en entrevista con Gaceta UNAM, que se trata de una agrupación formada hace 27 años por músicos de Oaxaca migrantes.
“Iniciamos tocando la música que oíamos de los músicos mayores. Y nosotros entendíamos y sabíamos que eso era la música tradicional que se transmitía de generación en generación”.
Luengas, egresado de la Facultad de Música de la UNAM, es oriundo de Tezoatlán de Segura y Luna, Oaxaca, en la Mixteca Baja. Comentó que “el listado de las canciones que tocamos en la Sala Nezahualcóyotl son de nuestra creación y reflejo de una cultura viva”.
Generalmente, en los conciertos de la Sala Nezahualcóyotl hay una atmósfera solemne, impera el silencio y la atención absoluta. Pero durante el concierto de este sábado el público bailó desde su lugar o en los pasillos, cantó, aplaudió y recordó a Oaxaca.
El director de la agrupación musical explicó que una de las piezas que interpretaron era de un músico zapoteco que migró a Estados Unidos. No estaba ahí físicamente, pero sí sus notas.

La música de Pasatono Orquesta está en evolución constante. “No nos estacionamos en reproducir o repetir repertorios. Lo que hacemos es resguardarlos, los enseñamos a nuestros alumnos a quienes les decimos que debemos ser creadores, que es el momento de que hagamos lo nuestro”.
Él mismo reaprendió, actualizó su método, “porque la música de cuerdas, en la que nos enfocamos más, estaba en riesgo de desaparecer, ya no se escuchaba. Llegué a pensar que ya no había, que no existía, pero estaba escondida o media dormida, porque la poseían los músicos mayores: de 90, 100 años, quienes ya no tocaban y se sentían un poco fuera de cancha en este ámbito musical”.
A Pasatono Orquesta le toca una etapa muy fuerte del fenómeno migratorio. “Mi generación veía la casa de adobe, la ropa tradicional, nuestra lengua, como un símbolo de pobreza y del pasado. Sentíamos que debíamos hacer cosas nuevas y ver para otros lados; tirar las casas tradicionales y hacerlas de concreto y migrar a Estados Unidos”.
Esa generación, precisó, se desvinculó de sus abuelos, muchos de ellos ya no los vieron morir, por ejemplo, porque estaban separados de ellos por esta migración.
Quienes se quedaron, continuaron con el cultivo del maíz y el relevo de la estafeta de las tradiciones: los mayordomos, las cofradías. “Nos tocó ser depositarios de una memoria, de un conocimiento, y fuimos la generación que estableció el diálogo entre la comunidad y la ciudad”.

A Luengas le queda claro que no están en el mainstream de la música, “pero todas las músicas indígenas, tradicionales, tienen su propio mercado y su circuito de intercambio, comercialización y consumo, que por supuesto no se compara con el de la industria musical”.
Las dificultades aparecen cuando se quiere presentar este material en un formato masivo. “La difusión siempre es el reto, hay tantas ofertas que existe el riesgo de ser absorbidos por la vorágine diaria del consumo. A eso nos enfrentamos los músicos alternativos”, acotó.
No ve desinterés en los jóvenes en escuchar la música tradicional. “Sólo hay que acercársela de una manera distinta, más lúdica y gozosa, en la que el niño conviva con la música y la disfrute. En algunas ocasiones se ha enseñado como si fuera sufrimiento, pero tiene que ser algo disfrutable”, destacó.
De esa manera, agregó el director de Pasatono Orquesta, “los niños se divierten muchísimo y les encanta. Tenemos una 'escoleta’, una escuela comunitaria de música, y ahí vemos cómo los niños lo disfrutan. Se tiene la imagen o la idea de que conforme avanza el tiempo habrá más dificultades para preservar esta música: por las modas, los celulares, las redes sociales, pero no lo creo. Ahora veo que, inclusive, las nuevas herramientas, como las redes, funcionan a nuestro favor”.
Pasatono Orquesta tiene mucho contacto con las comunidades migrantes en Estados Unidos. “Las redes han sido una herramienta muy buena para comunicarnos y compartir lo que hacemos”, concluyó.