Ucrania, 17 de octubre de 2025 ::: Cien mil personas, principalmente judías, fueron asesinadas por los nazis

del Einsatzkommando C (Grupo de tareas C) en Ucrania en la primavera de 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. En una foto histórica, se ve entre las víctimas a un hombre con cabello abundante y pómulos hundidos, vestido con un abrigo largo y agachado al borde de una fosa con cadáveres. El individuo, cuya identidad no fue revelada en el texto original, ha sido identificado por investigadores.

Las decenas de cadáveres frente a él y el tirador nazi que lo apunta con el arma en la nuca no dejan lugar a dudas: sabe que va a morir. La víctima aún sigue sin identificar, pero la identidad del verdugo ahora ha sido desvelada, con una probabilidad del 99 por ciento.

El hombre que sostiene la pistola en una "pose despreocupada" con "indiferencia performativa" y "naturalidad procesal" es probablemente el criminal nazi Jakobus Onnen, y la foto es probablemente un trofeo nazi, según el historiador Jürgen Matthäus.

Los nuevos hallazgos de Matthäus, exdirector del departamento de investigación del Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos, se publicaron recientemente en el Journal of Historical Studies de la editorial Metropol.

"Este es un paso importante que nos acerca a la realidad histórica del Holocausto. Estos son momentos en los que los historiadores, si se me permite generalizar, piensan: aquí he ampliado los límites de nuestro conocimiento", dijo Matthäus en entrevista con DW.

La imagen en cuestión se convirtió en uno de los íconos más famosos del Holocausto bajo el nombre de "El último judío de Vínnitsa" desde que apareció, en 1961, en el juicio del criminal nazi Adolf Eichmann en Israel. Pero, hasta ahora, se sabía poco sobre la imagen, y parte de la información sobre ella resultó, en retrospectiva, incluso falsa.

 

::: La historia de la imagen

Según la agencia de noticias United Press International, que difundió la imagen en ese momento, procedía de Al Moss, superviviente del Holocausto, de Chicago. Supuestamente, recibió la fotografía en 1945, poco después de su liberación por las tropas estadounidenses, en Múnich, y la entregó a dicha agencia de noticias.

Pero la imagen estuvo mal etiquetada durante mucho tiempo. Fue solo el año antepasado que Matthäus pudo descubrir que la foto no fue tomada en algún momento entre 1941 y 1943 en Vínnitsa, Ucrania, como se pensó originalmente, sino en Berdichev, a unos 150 kilómetros de Kiev.

El descubrimiento fue el resultado de una afortunada coincidencia. Hace unos años, el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos, en Washington, recibió los diarios de guerra de Walter Materna, soldado austríaco de la Wehrmacht, el Ejército del Tercer Reich, quien estaba estacionado en Berdichev, Ucrania, en 1941.

Dentro había una impresión de esa misma imagen, pero en mucha mejor calidad que la impresión conocida anteriormente. En el reverso estaba escrito: "Finales de julio de 1941. Ejecución de judíos por las SS en la Ciudadela de Berdichev. 28 de julio de 1941".

Una entrada del diario de Materna en la misma fecha, en la que describe el asesinato de cientos de judíos en la misma fosa de la ciudadela de Berdichev, confirmó la tesis de que la escena del crimen no era Vínnitsa, sino Berdichev.

Matthäus publicó los resultados de su investigación sobre los diarios de Materna en la revista Holocaust and Genocide Studies a finales de 2023. El diario alemán DieWelt informó al respecto.

 

::: Investigación cooperativa exitosa

Matthäus luego recibió varios mensajes de lectores que afirmaron haber reconocido al perpetrador. Uno de ellos provino de un profesor de secundaria jubilado, quien escribió que la "horrible imagen" había jugado un papel en su familia durante décadas, porque "muestra a un miembro de las SS que se parece a un tío de mi esposa".

"Se trataba del hermano de la madre del exprofesor, un tío que, como miembro del Einsatzgruppe C, estaba en el lugar, en el momento en cuestión", escribió Matthäus en la revista Zeitschrift für Geschichtswissenschaft.

El tío de la esposa es el mencionado Jakobus Onnen, nacido en 1906 en el pueblo de Tichelwarf, en Frisia Oriental, cerca de la frontera holandesa. Estudió el profesorado de Francés, Inglés y Deporte en Gotinga y luego enseñó en la Escuela Colonial Alemana en Witzenhausen. En 1931 se unió a las SA, un año después se cambió a las SS, y a principios de junio de 1941, al Einsatzgruppe C, que asesinó a cientos de miles de judíos en Europa del Este.

"Jakobus Onnen provenía de una familia de clase media, su padre era maestro y murió prematuramente. Tuvo que cuidar a sus hermanos a una edad temprana. Luego quiso convertirse en maestro, como su padre. En ese momento, probablemente ya estaba imbuido de la ideología nazi y su tiempo como estudiante en Gotinga también estuvo claramente influenciado por el movimiento estudiantil nacionalsocialista", afirma Matthäus.

 

::: Matthäus: "La IA fue la guinda del pastel"

Onnen nunca fue investigado porque murió en la guerra en agosto de 1943. Además, su hermana había destruido las cartas de guerra de su hermano, lo que descartaba cualquier reconstrucción.

Sin embargo, la identidad del asesino ahora se puede determinar con un alto grado de probabilidad utilizando software de reconocimiento facial de inteligencia artificial (IA), y expertos en IA, y gracias al profesor de secundaria, que reconoció a su pariente en la imagen y envió fotos para comparar.

"Cuanto más trabajemos con otras disciplinas, mejor: no solo con expertos en Historia, sino también con historiadores del arte, expertos técnicos, musicólogos, psicólogos, politólogos, etc.", celebra Matthäus.

 

::: Es posible que las víctimas nunca sean identificadas

Ahora se conoce el nombre y los detalles biográficos del perpetrador, pero la víctima sigue siendo desconocida, como en tantos casos, aunque su rostro es muy visible en la imagen. Esto no es sorprendente, dice Matthäus, porque los nazis, deliberadamente, no enumeraron los nombres de las personas fusiladas en Europa del Este, a diferencia de las deportaciones de Europa Occidental.

"La mayoría de las víctimas del Holocausto en Europa del Este han permanecido en el anonimato, como pretendían los perpetradores. Con el tiempo, se han realizado esfuerzos masivos para que las víctimas dejen de ser anónimas, pero, probablemente, nunca podremos nombrar a muchas de estas personas. Gran parte de este trabajo fue realizado por los propios sobrevivientes, que identificaron a las víctimas a partir de fotos, memorias o testimonios", dijo Matthäus.

No obstante, el historiador es "cautelosamente optimista" de que la víctima también puede ser identificada en algún momento con la ayuda de la cooperación interdisciplinaria, la investigación cooperativa y la inteligencia artificial. Ve muchas oportunidades para la investigación del Holocausto en la cooperación entre los humanos y la IA.

"Si es posible para esta foto, esto también funciona para cartas, diarios y otros documentos. Creo que mucho depende de hasta qué punto la sociedad esté dispuesta a entusiasmarse con estas nuevas oportunidades, no solo los investigadores y los políticos, sino también los individuos y las familias", dice Matthäus.