Ciudad de México, México, 31 de octubre de 2025 ::: La periodista y escritora Leila Guerriero afirma que los

periodistas son "el disco duro del presente". Ella explicó que "para correr y para escribir hacen falta muchas cosas que son muy parecidas: la resistencia, hacerlo continuamente, aunque no tengas ganas, a pesar del clima, las malas condiciones del sitio donde estés para escribir, etcétera".

 “La resistencia, la insistencia, la continuidad como elementos necesarios para ambas actividades, al menos para hacerlas bien: la continuidad es necesaria, estar ahí, permanecer, tener paciencia, repasar el texto, estar en contacto con el texto. Si no pasa eso, puede ser que las cosas no funcionen”.
La llamada. Un retrato, editado por Anagrama es, en este sentido, maratónico. “Cuando estoy trabajando en un texto largo, no soporto las interrupciones. Me refiero a tener que suspender su escritura e irme de viaje de trabajo durante diez días y después volver a eso. No, si escribo largo, no viajo, no doy clases, no doy conferencias, no doy entrevistas, no hago nada más”, dijo Guerriero.
La única actividad extra que se permite cuando se interna en el claustro de la escritura es correr. “Los momentos en los que corro más contenta son los que puedo escribir mientras corro. No me gusta salir a correr con la cabeza vacía, sin por lo menos llevarme una frase, una idea, algo para rumiar”.
Relato quirúrgico
Desde mayo de 2021, fecha del primer encuentro que tuvo con Silvia Labayru, la protagonista del libro, la periodista recopiló una inmensa cantidad de testimonios sobre esta exmilitante de la organización insurgente Montoneros, identificada como grupo subversivo por la última dictadura militar argentina que gobernó ese país de 1976 a 1983.
Silvia fue capturada por los militares cuando tenía 20 años y tenía cinco meses de embarazo. La tuvieron cautiva dos años, de 1976 a 1978. Pero su nombre se volvió noticia en 2020, cuando fue una de las tres mujeres, junto con Mabel Lucrecia Luisa Zanta y María Rosa Paredes, que se atrevió a prestar testimonio en el primer juicio realizado en Argentina contra militares acusados de crímenes de violencia sexual.
La noticia del juicio sólo es la punta del iceberg de una historia de vida que Guerriero documentó en poco más de 400 páginas. La llamada, según su autora, pretende ir más allá de sólo una cronología de la última dictadura argentina y sus consecuencias. Su objetivo, señaló, es más ambicioso: contar la vida de una mujer.
El método de Leila Guerriero para contar historias es quirúrgico y monumental. A este tipo de trabajos periodísticos, ella les llamaba “texto integrado”, antes de que un músico “muy enterado” le señalara que aquello que ella hacía se llama perfil periodístico.
Además de hacer extensas entrevistas a familiares, amigos y exparejas, un gran perfil requiere leer mucho. Ella lo hizo: leyó todo lo que pudo sobre la dictadura y la insurgencia guerrillera en Argentina. Explicó que para reconstruir la vida de una persona no basta con hacer una biografía cronológica.
“Se dice que el periodismo es como la arqueología o la historia del tiempo presente. Creo que los periodistas hacemos un trabajo parecido al de un historiador, pero de una manera más inmediata”.
Lo que hacemos, añadió, “es poner un foco sobre algunas cosas que nos parecen relevantes y que no han sido vistas demasiado a fondo. Somos un poco eso, el disco duro del tiempo presente. Los periodistas hacemos una especie de backup”.
“¿Por qué tiene relevancia ocuparse de un tema después de 50 años de ocurrido? Uno siente que puede aportar algo para que las historias no se repitan”.
El método de escritura
Para Leila, la escritura tiene el mismo gasto energético que una pelea en el cuadrilátero o una carrera de larga distancia. Y la sombra propia es la única y desleal competidora. En 2017, fue comisionada para escribir una conferencia inaugural del Ciclo de Letras del Centro Cultural San Martín. El texto se tituló “Mi diablo” y empieza con la siguiente frase: “Escribo como si boxeara”.