Plateros, México, 26 de diciembre de 2025 ::: Miles de fieles se congregaron en el Santuario de Plateros para

celebrar al Santo Niño de Atocha. La festividad es una de las expresiones de fe más importantes de México, atrayendo peregrinos a esta histórica localidad zacatecana vinculada al Camino Real de Tierra Adentro.

 La figura del Niño de Atocha fue adoptada como patrono por los mineros que llegaron a la región, quienes extendieron su veneración hasta convertirla en una costumbre arraigada en la zona. Cada año, personas de distintas regiones se congregan en el atrio del santuario para agradecer o solicitar favores al santo, en especial peticiones relacionadas con temas personales o familiares.
La jornada inicia con ceremonias religiosas y procesiones, y culmina con la subida al cerro De La Cruz, donde se encuentra una figura monumental del Santo Niño de Atocha. Esta caminata representa un acto de fe que reúne a familias y comunidades, reforzando los lazos sociales y espirituales en la región.

::: El Santo Niño de Atocha, símbolo de fe en Zacatecas y México
La figura del Santo Niño de Atocha ocupa un lugar central en la vida religiosa de Zacatecas y otras regiones de México, donde miles de personas mantienen viva una tradición que une historia, devoción y símbolos de la cultura minera. La imagen, representada por un niño vestido con túnica, sombrero y bastón, es considerada protectora de los viajeros y defensora ante las adversidades, especialmente entre las comunidades vinculadas a la minería.
La veneración al Niño de Atocha en Zacatecas se remonta a la época colonial, cuando los primeros mineros españoles y sus familias llegaron a la región en busca de plata. A través de los años, la devoción se consolidó en torno al Santuario de Plateros, localidad fundada alrededor de las vetas de metal precioso y enclavada en el histórico Camino Real de Tierra Adentro. Los trabajadores, enfrentando peligros y jornadas extenuantes en las minas, adoptaron la imagen como patrono y protector, atribuyéndole milagros y favores relacionados con la salud, la prosperidad y la resolución de conflictos familiares.
En la actualidad, las creencias sobre el Santo Niño de Atocha incluyen la convicción de que la imagen responde a las peticiones depositadas a sus pies, especialmente en situaciones de enfermedad o cuando se requiere protección en el trabajo. Entre las prácticas más comunes, los fieles suelen acudir al santuario para dejar ofrendas, veladoras o exvotos, agradeciendo favores recibidos o solicitando ayuda ante dificultades personales.
La devoción ha trascendido las fronteras de Zacatecas y se extiende por distintos estados del país, donde la imagen se asocia a la esperanza y a la fe popular. Familias completas participan en peregrinaciones, misas y rituales que refuerzan el sentido de comunidad y continuidad de una tradición que ha perdurado por generaciones. El Santo Niño de Atocha se mantiene como símbolo de consuelo y esperanza para quienes enfrentan desafíos, consolidando a Plateros como uno de los principales destinos de peregrinación en México.