rejas

A través de una rigurosa investigación periodística, Luis Carlos Sáinz desentraña en este libro una realidad que pareciera evidente: el corrupto funcionamiento de las cárceles del país —principalmente del penal de Puente Grande, Jalisco—. Por lo que se ha visto en motines y fugas recientes, las redes criminales se han apoderado de las administraciones de esos sitios y los usan como una extensión más de su poder.

Las historias que convergen en las páginas de Rejas rotas abarcan tres décadas en orden cronológico. Desde el intento de fuga de Joel Estevané Flores el 2 de mayo de 1980, encerrado en un boiler para salir entre los desperdicios de la prisión, pasando por el de José Antonio Hernández, quien se disfrazó de enfermera para intentar escapar el 8 de mayo de 1993, hasta la fuga de 30 presos del penal de Apodaca en febrero de 2012, quienes aprovecharon el caos generado por una matanza —que ordenaron ellos mismos— para salir por una torre hacia un despoblado.

En tres grandes apartados, Rejas rotas incluye múltiples crónicas de forajidos que han buscado recuperar su libertad a toda costa. Algunas veces las historias pueden parecer increíbles, dado el nivel de impunidad con el que actúan los involucrados: por ejemplo, un par de reos que escaparon de una cárcel municipal de Cihuatlán, Jalisco, tras cortar los barrotes de sus celdas con un trozo de segueta; la fuga del Chapo Guzmán, en enero de 2001, durante el sexenio de Vicente Fox, cuando el narcotraficante hizo creer a todos los investigadores que había logrado salir en un carrito de lavandería; o el intento de fuga del Güero Palma en 2002, luego de que se presentara un apagón en el Cefereso que extrañamente dejó deshabilitadas las cámaras de seguridad durante varias horas; los diversos métodos han sido utilizados y están registrados en este libro, pero no como una mera compilación, sino como dramáticas muestras de un contexto social y político en el que el sistema judicial y penitenciario constituye una de las vetas de corrupción más graves que ahogan a nuestro país.

Las fugas sobre las que escuchamos en los medios impresos y electrónicos son tan sólo la punta del iceberg de un sistema podrido hasta las entrañas. Finalmente, Rejas rotas denuncia un sistema que no existe y a su vez pone de manifiesto las posibles soluciones.

“… Por primera vez hoy contamos con un libro que documenta puntualmente las fugas carcelarias, con especial atención en las historias del penal de Puente Grande,

conocido por la vox pópuli como “Puerta Grande” tras la evasión del Chapo Guzmán en 2001.” ……… JOSÉ REVELES