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Rubén Cárdenas Paz, mejor conocido como Rubén Pax, maestro de generaciones de fotógrafos, será condecorado el próximo jueves con la Medalla al Mérito Fotográfico, en el marco del decimocuarto Encuentro Nacional de Fototecas.

El considerado alquimista es un explorador permanente de la impresión heliográfica, maestro de jóvenes entusiastas que han retomado los métodos fotográficos que se creían en el olvido, así como de muchos periodistas gráficos.

Para el fotógrafo, recibir la medalla otorgada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo), es un gran honor ya que estimula a quienes se dedican por completo a la imagen.

De acuerdo con el INAH, de sus 70 años de vida, Pax ha dedicado cuatro décadas a la fotografía, desde el ámbito docente y el periodístico en medios como “La Jornada”, además del diseño gráfico y la fotografía experimental.

Asimismo, ha incursionado en los llamados procesos alternativos como: Cianotipia, Van Dyke, sales de fierro y colodión húmedo, de éste último realizó un investigación hace 30 años junto a Eric Jervaise, la cual entregó a la Fototeca Nacional.

Para Pax es muy importante ver la imagen como un documento ya que las imágenes detienen el tiempo y contienen información, “siempre he tenido clara esa forma de entender la fotografía, independientemente de su relación estética o la intención que exista tras de ella”.

El fotógrafo recordó que sus primeros registros fotográficos son álbumes familiares ya que su mamá, al ser una mujer viuda con siete hijos, lo internó en una casa hogar, por lo que cada que los visitaba, su madre iba con cámara en mano para tomarles fotografías.

Tiempo después, Rubén Pax relevó a su mamá como fotógrafo de los eventos familiares, de comuniones y cumpleaños, para lo cual se compró una “Brownie 2″, de Kodak, su primera cámara.

“Durante esa época, también ayudaba a mi padrino a mezclar las sales que vendía como remedio para los malestares estomacales, ese fue uno de mis primeros acercamientos con la alquimia”, aseguró el fotógrafo.

En 1966, ingresó a la Academia de San Carlos donde aprendió a revelar como los antiguos alquimistas, en total oscuridad, sin pesas ni medición de temperatura, balanceando las sales y el agua contenidos en charolas.

Pax podría considerarse un autodidacta, sus imágenes reflejan la dignidad de la pobreza, la contemplación de los mendigos y el trajín de la clase obrera, el abuso de la fuerza policiaca, la protesta y el desastre humano que produjo el terremoto de 1985.

Sin embargo, se declara admirador de la obra de Nacho López, cuyas fotografías vio por vez primera en Las Pérgolas, un espacio que estaba cerca de La Alameda; de Manuel Álvarez Bravo, y de su compadre, Héctor García.

Actualmente, Pax sigue activo con su taller de fotografía libre y da seguimiento a las actividades culturales a través de su agencia “Prisma”.