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Una coloración amarillenta en el blanco de los ojos y/o en la piel de los niños menores de un año podría evidenciar esferocitosis, una rara variante de la anemia que reduce considerablemente la calidad de vida de los pacientes, señaló el investigador del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Francisco Javier Perea Díaz.

El especialista adscrito al área de Genética del Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO) del IMSS en la entidad, dijo que esta patología se presenta en hijos de padres asintomáticos en el 25 por ciento de los casos, razón por la cual es preciso extremar precauciones en la salud si hay antecedentes familiares de anemia.

Existen tres niveles de gravedad, los cuales se determinan por una medición de valores sanguíneos en pruebas de laboratorio. Generalmente se tienen 11 gramos de hemoglobina, pero cuando la cantidad baja a nueve, siete y cuatro se habla de afección ligera, moderada y grave, respectivamente.  

“En los casos graves de esferocitosis el niño necesitará transfusiones sanguíneas. Sus padres observarán coloración amarilla en los ojos del pequeño incluso a los pocos meses de nacido o un poco más tarde, ya en edad escolar”, indicó. Se verá a un niño cansado, pálido, con bajas calificaciones y el médico notará inflamación del bazo y del hígado.

Dado que teóricamente esta enfermedad no pone en riesgo latente la vida de la persona, en ocasiones la familia no le da suficiente importancia a los casos ligeros y moderados, pero es un hecho que mermará considerablemente la calidad de vida del paciente desde la infancia.

En el 75 por ciento de los casos al menos uno de los padres del niño sabe que tiene la enfermedad y la transmite a su descendencia de manera autosómica dominante, es decir, con un 50 por ciento de probabilidad de repetir el problema genético en cada embarazo. Cuando ambos padres tienen la patología, el riesgo de que cada hijo también la presente aumenta al 70 por ciento.

Perea Díaz informó que cada año se refieren al laboratorio unos 80 pacientes que ameritan análisis especializado, en cuyos casos también es necesario entrevistar al núcleo familiar más cercano a fin de rastrear el origen, el tipo de esferocitosis de la que se trata (autosómica recesiva o dominante) y de brindarles a todos una adecuada asesoría genética.

Advirtió que en estos casos uno de los órganos más afectados es el bazo porque se vuelve incapaz de cumplir con sus dos funciones principales: filtrar glóbulos rojos y glóbulos blancos de acuerdo a su funcionalidad para proteger al cuerpo de microorganismos infecciosos.

El tratamiento farmacológico para personas que padecen esferocitosis es muy sencillo, consiste en un seguimiento por parte del hematólogo y en el consumo frecuente de ácido fólico, nutriente que fortalece la regeneración de los glóbulos rojos en la médula ósea.