Tres años y se deshace

Adán Augusto López  llega como parte de un plan: sustituir al presidente antes del 24 y rescatar a la 4T del desastre. 

Más que amigos,  Adán Augusto y Andrés Manuel son confidentes. Los une una hermandad que viene de lejos. Payambé López Falconi –padre del actual secretario– fue notario y subprocurador de Tabasco. Ese abogado, amigo cercano a la familia del hoy presidente, evitó  en varias ocasiones que López Obrador fuera a la cárcel.

El presidente coloca ahora en la secretaría de Gobernación a un hombre con el que siente tener una deuda moral imborrable. Recurre a él a mitad del sexenio y en medio de una emergencia política. Le pide apoyo para  evitar el fracaso de su proyecto transexenal .

López Obrador  se siente solo. No confía en nadie. Culpa a los hombres y mujeres del gabinete de su fracaso. Llega al tercer año de mandato sin resultados. Por eso convirtió el Tercer Informe en un acto de propaganda política. Recitó proezas  y cifras alegres al estilo de un Díaz Ordaz, Echeverría, o López  Portillo. El discurso tuvo una sola intención: mantener vivos los alto índices de popularidad.

Tres años y la Cuarta Transformación se derrumba: 4 millones  más de pobres, la economía estancada, altos índices de violencia, un millón de muertos por la pandemia, el crimen organizado empoderado y la inconformidad social al alza.

Adán Augusto López llega a la Secretaría de Gobernación con dos encargos:  tratar de poner  orden en el  gobierno y preparar la sucesión presidencial. Es conocido como un hábil operador político. Su presencia en Bucareli es consecuencia de las rupturas del presidente con muchos de sus antiguos aliados. El cerco impuesto por los líderes de la CNTE en Chiapas a la camioneta del presidente es un claro ejemplo de esa descomposición.  

Es la primera vez que un presidente de la república es secuestrado. Se pueden suavizar los hechos diciendo que fue retenido. Pero lo cierto es que aquí y allá a eso se le llama hacer a alguien prisionero. El mismo lo reconoció : “No soy rehén de nadie”. Pues sí lo fue, aunque la manifestantes – por el momento-, hallan desistido.

El Tercer Informe se dio en medio de una crac en el equipo político. Se filtró a las redes que las cabezas de varios colaboradores y secretarios de Estado estaban en la picota. Un López Obrador fuera de sí, pudo haber estado cerca de disolver al gabinete. Es lo que hace un Jefe de Estado ante una crisis semejante. Algo o alguien, sin embargo,  lo impidió. De cualquier forma el caos trascendió las puertas y ventanas de Palacio Nacional.  

Tenemos un presidente que  fabrica a diario guerras intestinas y  hoy se encuentra en el ojo de intrigas palaciegas, de pugnas inenarrables por el poder, de desacuerdos y traiciones entre colaboradores. Julio Scherer, celoso y enojado presentó su renuncia porque Adán Augusto llega a quitarle poder en la corte.

El secretario de Gobernación es ahora el hombre del presidente. En las últimas frases del Tercer Informe está la clave. Manipula y deja ver que puede no terminar su mandato. Se percibe a Sheinbaum llorar. Desliza que puede morir por enfermedad. Pero advierte: “vamos a consumar la obra de transformación”. Y en eso está.

Llamó a Adán Augusto para lo que se ofrezca.  

Es el “caballo negro” que nadie esperaba, el que viene a acomodar el escenario para la sucesión. A vigilar que las ambiciones sucesorias no se desborden. Llega a preparar el “maximato”. ¿Por qué no?

O quizás se trata de  ser el sustituto  de López Obrador en caso de que el presidente decida separarse del cargo- antes de las elecciones  24-,  para poder operar como jefe de campaña del próximo candidato o candidata y garantizar la continuación de la llamada Cuarta Transformación. El articulo 84 de la Constitución señala que será el secretario de gobernación quien asumirá la titularidad del Poder Ejecutivo.

Pero, su presencia tiene también otra función: hacer frente a la descomposición nacional que viene. El Tercer Informe es ese telón con el que trata de esconderse el desastre. Cero resultados, es el epílogo de un régimen que se deshace. El  operador de Bucareli llega con mano dura a tratar de contener la hecatombe.

Tres años y se deshace

Tres años y se deshace

Adán Augusto López  llega como parte de un plan: sustituir al presidente antes del 24 y rescatar a la 4T del desastre. 

Más que amigos,  Adán Augusto y Andrés Manuel son confidentes. Los une una hermandad que viene de lejos. Payambé López Falconi –padre del actual secretario– fue notario y subprocurador de Tabasco. Ese abogado, amigo cercano a la familia del hoy presidente, evitó  en varias ocasiones que López Obrador fuera a la cárcel.

El presidente coloca ahora en la secretaría de Gobernación a un hombre con el que siente tener una deuda moral imborrable. Recurre a él a mitad del sexenio y en medio de una emergencia política. Le pide apoyo para  evitar el fracaso de su proyecto transexenal .

López Obrador  se siente solo. No confía en nadie. Culpa a los hombres y mujeres del gabinete de su fracaso. Llega al tercer año de mandato sin resultados. Por eso convirtió el Tercer Informe en un acto de propaganda política. Recitó proezas  y cifras alegres al estilo de un Díaz Ordaz, Echeverría, o López  Portillo. El discurso tuvo una sola intención: mantener vivos los alto índices de popularidad.

Tres años y la Cuarta Transformación se derrumba: 4 millones  más de pobres, la economía estancada, altos índices de violencia, un millón de muertos por la pandemia, el crimen organizado empoderado y la inconformidad social al alza.

Adán Augusto López llega a la Secretaría de Gobernación con dos encargos:  tratar de poner  orden en el  gobierno y preparar la sucesión presidencial. Es conocido como un hábil operador político. Su presencia en Bucareli es consecuencia de las rupturas del presidente con muchos de sus antiguos aliados. El cerco impuesto por los líderes de la CNTE en Chiapas a la camioneta del presidente es un claro ejemplo de esa descomposición.  

Es la primera vez que un presidente de la república es secuestrado. Se pueden suavizar los hechos diciendo que fue retenido. Pero lo cierto es que aquí y allá a eso se le llama hacer a alguien prisionero. El mismo lo reconoció : “No soy rehén de nadie”. Pues sí lo fue, aunque la manifestantes – por el momento-, hallan desistido.

El Tercer Informe se dio en medio de una crac en el equipo político. Se filtró a las redes que las cabezas de varios colaboradores y secretarios de Estado estaban en la picota. Un López Obrador fuera de sí, pudo haber estado cerca de disolver al gabinete. Es lo que hace un Jefe de Estado ante una crisis semejante. Algo o alguien, sin embargo,  lo impidió. De cualquier forma el caos trascendió las puertas y ventanas de Palacio Nacional.  

Tenemos un presidente que  fabrica a diario guerras intestinas y  hoy se encuentra en el ojo de intrigas palaciegas, de pugnas inenarrables por el poder, de desacuerdos y traiciones entre colaboradores. Julio Scherer, celoso y enojado presentó su renuncia porque Adán Augusto llega a quitarle poder en la corte.

El secretario de Gobernación es ahora el hombre del presidente. En las últimas frases del Tercer Informe está la clave. Manipula y deja ver que puede no terminar su mandato. Se percibe a Sheinbaum llorar. Desliza que puede morir por enfermedad. Pero advierte: “vamos a consumar la obra de transformación”. Y en eso está.

Llamó a Adán Augusto para lo que se ofrezca.  

Es el “caballo negro” que nadie esperaba, el que viene a acomodar el escenario para la sucesión. A vigilar que las ambiciones sucesorias no se desborden. Llega a preparar el “maximato”. ¿Por qué no?

O quizás se trata de  ser el sustituto  de López Obrador en caso de que el presidente decida separarse del cargo- antes de las elecciones  24-,  para poder operar como jefe de campaña del próximo candidato o candidata y garantizar la continuación de la llamada Cuarta Transformación. El articulo 84 de la Constitución señala que será el secretario de gobernación quien asumirá la titularidad del Poder Ejecutivo.

Pero, su presencia tiene también otra función: hacer frente a la descomposición nacional que viene. El Tercer Informe es ese telón con el que trata de esconderse el desastre. Cero resultados, es el epílogo de un régimen que se deshace. El  operador de Bucareli llega con mano dura a tratar de contener la hecatombe.