México, 7 de marzo 2023—La corresponsabilidad en el hogar: clave para ampliar el número de mujeres en puestos de alta dirección en México

México, 7 de marzo 2023—La corresponsabilidad en el hogar: clave para ampliar el número de mujeres en puestos de alta dirección en México
Las tareas asignadas según el sexo y los estereotipos de género son algunos de los principales obstáculos que enfrentan las mujeres para llegar a puestos de alta dirección, según explica Sandra Barranco García, investigadora de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM. “A nosotras se nos asocia con los cuidados del hogar, mientras que, a ellos con la fuerza, la toma de decisiones, la asertividad y la ambición”, afirma.

De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), México se encuentra entre los países con menor presencia femenina en sus consejos de administración. En 2022, la entidad, junto con otras organizaciones, evaluó los organigramas de 182 empresas listadas en la Bolsa Mexicana de Valores para medir la inclusión en altos cargos.

De los resultados se desprende que la mayoría de las empresas no tienen a empleadas en puestos de dirección relevantes, y solo siete empresas tienen a una directora general al frente. La empresa con mayor porcentaje femenino en su consejo de administración se dedica a las telecomunicaciones, con un 43 por ciento de consejeras.

Es responsabilidad de las empresas y del Estado crear espacios de conciliación entre la vida personal y laboral, y evitar sesgos en la contratación y promoción. “Es necesario sensibilizar a través de la capacitación y medidas afirmativas para ampliar el número de trabajadoras con poder de decisión”, explica la subdirectora de Transversalización de Políticas Universitarias.

Una solución es fomentar la corresponsabilidad en las familias para que los hombres participen más en las tareas de cuidado, permitiendo a las mujeres más tiempo para prepararse y asumir responsabilidades empresariales sin preocuparse por el entorno doméstico.

Además, la falta de una política pública que impulse la inclusión dentro de los espacios laborales y erradique la discriminación y violencia hace que las empleadas duden sobre si encajarán en puestos de alta dirección, donde las actitudes machistas y misóginas son frecuentes.

- La lucha por el acceso femenino a altos cargos -

Un estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) reveló que en México, solo el 12 por ciento de los puestos relevantes en una compañía son ocupados por mujeres. Esta realidad refleja el llamado “techo de cristal”, una barrera invisible que dificulta el acceso de las mujeres a cargos directivos y de liderazgo.

Sophie Anaya Levesque, madre de tres hijos y con una trayectoria de más de 30 años en los sectores empresarial, gubernamental y educativo, ha sido una de las mujeres que ha intentado romper esta barrera. Sin embargo, ha tenido que enfrentar muchos desafíos para hacerlo.

“Durante mucho tiempo me ha tocado ser la única mujer en las salas de juntas y eso implica un reto, porque los hombres tienden a escucharte menos. Ellos por cultura —o por cómo los educan— se arrebatan la palabra, se interrumpen y disfrutan de esa dinámica. Si no te pones lista ¡te aplastan y puedes ser invisibilizada!”, puntualiza Sophie Anaya.

Uno de los prejuicios más comunes que enfrentan las mujeres en el ámbito laboral se relaciona con la maternidad. Se asume que una mujer no puede dedicarse cien por ciento a su carrera por cuidar a sus hijos, mientras que a los hombres se les admira por pasar más tiempo en la oficina que en sus casas. Este estereotipo, según Sophie Anaya, es uno de los mayores obstáculos que deben enfrentar las mujeres en su carrera profesional.

Un estudio realizado por investigadoras de la Universidad de Yale, Estados Unidos, afirma que en el imaginario de muchos directivos un líder es alguien competitivo y ambicioso, atributos que adjudican a lo masculino y no a lo femenino. Sin embargo, una investigación de la Harvard Business Review de 2021 sostiene que las empresas con directoras han aumentado sus beneficios entre un 5 y un 20 por ciento, pues ellas asumen mejor los cambios, se arriesgan menos y le aportan a sus compañías resiliencia.

En línea con estos hallazgos, el artículo de Expansión Mujeres titulado “Las 100 mujeres más poderosas de los negocios 2022” revela que las ventas consolidadas de las empresas dirigidas por mujeres rondan los cinco billones de pesos (una quinta parte del PIB mexicano).

Para Sophie Anaya, es importante que se abran espacios de liderazgo para las mujeres. “No sabremos cómo se desempeñará una mujer en un puesto directivo si no se le da la oportunidad”, indica.

- La brecha de género: presente en la educación y el salario de las mujeres -

Según datos del INEGI de 2020, seis de cada 10 personas sin educación de 15 años o más en México son mujeres. Esta falta de acceso a la educación genera desigualdades en el ámbito laboral, salarial y sanitario. Alicia Girón González, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, afirma que esta brecha de género también se refleja en que las trabajadoras no accedan con facilidad a ingresos competitivos, ya que gran parte de ellas solo estudió hasta la secundaria.

“Además, por cuestiones culturales, suele creerse que el sueldo de una empleada es un mero complemento del de su pareja, cuando con mucha frecuencia son ellas las proveedoras principales de sus hogares”, destaca González.

- La doble jornada: equilibrio entre trabajo y familia -

Sophie Anaya, madre y profesional, comparte su experiencia de manejar una doble jornada y subraya que invertir en la educación y la salud de la descendencia es fundamental para el futuro del país. “En México es necesario abordar lo presupuestal con enfoque de género, pues todo quien ocupe el mismo escalafón jerárquico debe ganar el mismo salario sin importar el sexo, pues ello es un asunto de justicia. En la medida en que las mujeres estén mejor preparadas, romperemos el techo de cristal en todos los sectores: en el público, en el educativo y en el de la empresa privada”.

Por otro lado, Girón González destaca el trabajo improductivo que realizan las mujeres en el hogar, como la atención a otras personas. Esta tarea suele recaer en las mujeres y no se reconoce su importancia. Por ello, afirma que es necesario que la política pública garantice un sistema de cuidado, que permitiría crear más empleo formal y contribuiría a la economía nacional.

- Información destacada -

Mujeres enfrentan obstáculos para llegar a puestos de alta dirección debido a estereotipos de género y tareas asignadas según el sexo.
México tiene baja presencia femenina en consejos de administración y falta inclusión en altos cargos.
Empresas y Estado deben crear espacios de conciliación y evitar sesgos en la contratación y promoción.
Fomentar la corresponsabilidad en las familias permitiría a las mujeres más tiempo para prepararse y asumir responsabilidades empresariales.
La falta de política pública para impulsar la inclusión y erradicar la discriminación y violencia hace que las mujeres duden sobre si encajarán en puestos de alta dirección.
El “techo de cristal” es una barrera invisible que dificulta el acceso de las mujeres a cargos directivos y de liderazgo.
Los estereotipos de género relacionados con la maternidad son uno de los mayores obstáculos que enfrentan las mujeres en su carrera profesional.
Empresas con directoras han aumentado sus beneficios entre un 5 y un 20 por ciento.
Las ventas consolidadas de las empresas dirigidas por mujeres rondan los cinco billones de pesos.
La falta de acceso a la educación en México genera desigualdades en el ámbito laboral, salarial y sanitario.
La brecha de género también se refleja en que las trabajadoras no accedan con facilidad a ingresos competitivos.
El sueldo de una empleada es un mero complemento del de su pareja, cuando con mucha frecuencia son ellas las proveedoras principales de sus hogares.
Es fundamental invertir en la educación y la salud de la descendencia para el futuro del país.
Es necesario abordar lo presupuestal con enfoque de género, garantizar la igualdad salarial y reconocer el valor del trabajo improductivo que realizan las mujeres en el hogar.
La política pública debe garantizar un sistema de cuidado para crear más empleo formal y contribuir a la economía nacional.