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"La participación de México en los mundiales es una historia de esfuerzo y superación. En cierto modo, refleja no sólo distintas etapas en la evolución de nuestro futbol sino en el desarrollo mismo del país".

Cada cuatro años, la mirada del mundo se dirige hacia la justa deportiva más popular del planeta: la Copa Mundial de Futbol. En México, vivimos con gran pasión esta competencia y seguimos con entusiasmo el desempeño de nuestra Selección.

Hace unos días tuve el honor de abanderar a los seleccionados nacionales, quienes, desde ese momento, asumieron la responsabilidad de poner en todo lo alto el nombre de México. Estoy seguro de que en el Mundial de Rusia ─que hoy comienza─ nos volverán a emocionar y nos llenarán de orgullo a los 125 millones de mexicanos, que habremos de apoyarlos sin reservas.

La participación de México en los mundiales es una historia de esfuerzo y superación. En cierto modo, refleja no sólo distintas etapas en la evolución de nuestro futbol sino en el desarrollo mismo del país.

Podemos decir que la primera etapa fue la de aprendizaje. Desde su participación en Uruguay 1930, a nuestra Selección se le reconocía por su convicción y entrega, pero quizá la falta de técnica, el menor roce internacional y el incipiente desarrollo de la liga nacional nos impidió lograr los resultados que habríamos deseado.

A base de constancia, la Selección Mexicana fue mejorando. En su cuarta participación mundialista, México obtuvo su primer punto. En su quinto mundial, se alzó con su primera victoria. Y en su séptima participación ─jugando como anfitrión, en 1970─ logró clasificar a la siguiente ronda por primera vez.

La segunda etapa de la actuación de México en los mundiales fue la de crecimiento. Con una liga consolidada, mejor preparación y el trabajo de grandes entrenadores, gradualmente se obtuvieron mejores resultados.

Muchos de nosotros recordamos con emoción la participación del Tri en la Copa América de 1993. Aquella épica final ante Argentina fue la primera vez en que México se quedaría al límite de trascender. Historias similares ocurrieron en los siguientes mundiales. En todos ellos, México tuvo destacadas actuaciones en la fase de grupos, aunque sin poder superar el límite de los octavos de final.

La tercera etapa comenzó hace justamente 6 años, cuando México obtuvo la medalla de oro en futbol varonil en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Ese triunfo ─el mayor hasta ahora para una Selección Mexicana─ significó un parteaguas y el inicio de una fase de éxito.

Ese equipo demostró que, combinando talento, preparación y perseverancia, los mexicanos podemos alcanzar las más altas metas. Y así lo hizo también, hace apenas unos días, la Selección Nacional Sub-21, que participó en el torneo Esperanzas de Toulon. Aunque no haya conseguido el triunfo en la final contra Inglaterra, su desempeño es un buen augurio para el futbol de México.

Lo digo sin temor a equivocarme: en el futbol y en todos los ámbitos, la presente generación de mexicanos está lista para competir con los mejores.

Con una educación de calidad, hoy las niñas y los niños mexicanos se están abriendo paso a un futuro de más oportunidades, en el país y en el mundo. Con un entorno que garantiza certeza, reglas claras y “cancha pareja”, cada vez más empresas en México compiten para ser las mejores. Y con mayor inclusión y equidad, más jóvenes, mujeres y adultos mayores pueden ejercer sus derechos, desarrollar su potencial y disfrutar de una mejor calidad de vida.

La decisión de la FIFA de elegir a México, Canadá y Estados Unidos como anfitriones del Mundial 2026 nos llena de orgullo y nos alienta. Nuestro país será así el primero en organizar en tres ocasiones el máximo torneo futbolístico.

Al igual que yo, muchos mexicanos están convencidos de que México tiene las cualidades, la determinación y el talento necesarios para ser campeón. Además, tenemos a la mejor afición del mundo, que apoyará con entusiasmo a nuestros seleccionados para que salgan a ganar, lo entreguen todo en la cancha y regresen a México orgullosos de sus logros.

El sueño es nuestro, el tiempo es ahora y el equipo de México somos todos.