Nuestra Constitución a 100 años

CONGRESO MEXICANO

No creo que en México se presente otra celebración en los últimos años más relevante que la de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, festejos, que dicho sea de paso, comenzarán desde 2016 y se extenderán todo el 2017.

Muchos están calentando motores, propuestas, posicionamientos sobre uno de los documentos más importantes en los que se resume la visión de país que algún día unos propusieron y la que hoy otros pretenden. 2017, será sin duda motivo para hablar de la Constitución desde muchas ópticas, lo harán los especialistas y aquellos que se han dedicado su vida a su estudio y comprensión. Veremos el desfile en universidades, la lista de foros, de coloquios, de debates, habrá algunas voces más legítimas que otras para opinar sobre estos primeros 100 años de nuestra ley de leyes.

Este debate pasará necesariamente por la necesidad de reconocer la vigencia de la actual Constitución, es decir, partir de aceptar en un gran consenso nacional si la visión del constituyente de 1917 es la misma a 100 años de distancia. Porque para muchos, 225 cambios constitucionales que nuestro ordenamiento máximo tiene, significa que estamos ante otra Constitución.

Durante 2014 tuve la oportunidad de encabezar una de las instituciones más representativas del país –y a fuerza de ser honesto, más dejada en el olvido- los Talleres Gráficos de México de la Secretaría de Gobernación, donde se realizan entre otras cosas la versión facsímil de nuestra Constitución, un trabajo digno de cualquier galería. En dicha etapa también entendí que no era suficiente con realizar estas versiones para honrarla, mucho menos a 100 años de su promulgación.

Celebrar 100 años del documento en el que se plasma nuestra visión de país, merecerá un debate con altura de miras, no sólo un despliegue de documentos, programas, letras que ensalcen su importancia, sino una revisión exhaustiva de ésta. Si queremos honrar a nuestra Constitución, con todos y los parches que tiene, deberíamos hacer una revisión hasta de forma, porque a pesar de sus 100 años, en ella subsisten fallas de ortografía básica. Sería significativo que aquellos responsables de sus reformas revisaran las contradicciones que en ella viven, que dejaran de verla como esta “caja” en la que arrojan cualquier cambio que proponen y comenzarles a dar vida.

Por eso es que si queremos hacer una celebración a la altura de nuestra Constitución, 2017 tiene que pasar a la historia más allá del año en el que se cumplieron 100 años, debemos de aprovechar la oportunidad para plantearnos si lo que ahí está plasmado es lo necesitamos, que sirva de base para el gran consenso nacional que tanta falta nos hace. Que si deseamos hacerle algún regalo, pase por una revisión rigurosa desde su redacción, que permita evitar penosas contradicciones que aún subsisten, claro, si nuestro interés es honrarla o sólo usar el 2017 como un año para subirse al 2018, entonces estaremos celebrando 100 años de ignominia del documento más importante para un país.

Dr. Luis David Fernández Araya

*El Autor es Economista y Doctor en Finanzas, Profesor Investigador de Varias Instituciones Públicas, Privadas y Funcionario Público.

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