PRESIÓN SOBRE EL TLCAN

loblanco

Trascendió; que el pasado 20 febrero los titulares del poder ejecutivo de Estados Unidos y de nuestro país, sostuvieron una plática vía telefónica que iniciara de manera diplomática con condolencias mutuas, tratándose del presidente mexicano, se solidarizó con su contraparte por las victimas mortales en el tiroteo en la secundaria Parkland en Florida, y Donald Trump le correspondió refiriéndose a los decesos del accidente aéreo (desplome de helicóptero) en Oaxaca.

 

El motivo del enlace, era ultimar detalles con miras a una próxima reunión de trabajo programada para tomar lugar en esta semana, recordemos que previamente, hace casi un año se canceló el primer encuentro entre mandatarios y que no sería hasta la cumbre el G-20 donde por fin coincidieran; es claro hasta este punto, que lo pretendido por los concertadores del encuentro, era estrechar la distancia que innegablemente se ha creado entre naciones y fomentar nuevamente lo que en otro tiempo había sido una sana y fructífera relación.

Sin embargo, al igual que el 26 de enero de 2017, la reunión fue cancelada, pues en la misma el Presidente de los Estados Unidos tenía previsto pronunciarse acerca de las negociaciones en el Tratado de Libre Comercio para América del Norte y acerca de la Construcción del muro fronterizo con México, asunto en el que sigue sosteniendo, nuestra nación pagara íntegramente su precio. Se dice que Trump habría perdido los estribos, personal de la Casa Blanca se refirió a su estado como frustrado y exasperado, señalando que a su juicio era irrazonable que el presidente mexicano esperará que él abandonara su promesa de campaña de forzar a México a pagar por el muro.

A juicio propio, el presidente Peña Nieto actúo nuevamente con la cautela necesaria que exige la falta de garantías tan simples, pero tan necesarias como las mencionadas; no pasaría sin embargo mucho tiempo para la primer reacción. Donald Trump se pronunciaría nuevamente, ahora en vísperas de la séptima mesa de renegociaciones del TLCAN, la cual a partir del 25 de febrero y hasta el 5 de marzo tiene lugar en la Ciudad de México, la consiga esta vez seria: “Odio decirlo, pero si no podemos obtener un trato justo para Estados Unidos, lo vamos a cancelar”. “Tenemos un déficit comercial de 100,000 millones de dólares con México. ¿Qué nos dice esto? Nos dice que el TLC no es bueno. El TLC nunca fue bueno; pero, por alguna razón, nadie nunca lo modificó”.

¿Casualidad? Por supuesto que no. Todos hemos oído hablar de las estrategias de presión que han caracterizado a Trump tanto en sus negocios como ahora en sus faceta política, y si a eso agregamos el último incidente bilateral del que hemos hablado, podríamos encontrarnos con las circunstancias precisas para que el presidente de los Estados Unidos continúe con sus manejos, máxime, si también es bien sabido que a partir de esta séptima ronda, los temas a tratar son más comprometedores y álgidos y que no hay más espacio para postergarles.

               Reglas de origen en el sector automotor, métodos de resolución de disputas comerciales y la cláusula sunset (que aborda la disolución del tratado) son tal vez los temas más trascedentes sobre la mesa de esta ronda, es posible afirmar que la renegociación del TLCAN comienza su fase definitoria, razón por la cual muy posiblemente la presión va en aumento. México debe de permanecer con la templanza necesaria que exige este asunto y no dejarse llevar por deseos e intereses disfrazados de apremio.