A mi me enseñaron que la lealtad es de dos vías de abajo hacia arriba y de de arriba hacia abajo. Significa que los subordinados le deben lealtad a su jefe pero también, que los jefes le deben lealtad a sus subordinados.  

 Los militares en México están acostumbrados a tener en alto aprecio la palabra y el honor, así lo dice su lema “Por el honor de México”.

Ahora que al General Salvador Cienfuegos le ha sido negado por un juez de los Estados Unidos el derecho a seguir su proceso en libertad, con el estúpido argumento de qué se podría fugar, era la oportunidad del presidente Obrador de ponerse a la altura de un Comandante Supremo de una institución tan noble como las Fuerzas Armadas y demostrar lealtad de arriba hacia abajo, de ponerse a la altura de aquel personaje que admira tanto Don Benito Juárez, y podría interceder ante el presidente de los Estados Unidos e incluso por la institución, ofrecer como aval la palabra de honor del General, para que se le tuvieran consideraciones, no solo al General Cienfuegos como persona, sino a quien fuera Secretario de la Defensa Del ejército Mexicano, como una noble institución. No le estaría pidiendo que lo perdonen, no. Si es que después de las investigaciones resultará culpable, sólo le estaría pidiendo que se considerara el alto honor de un miembro del Ejército Mexicano juzgado por un pais extranjero y, eso de ninguna manera comprometería su culpabilidad o inocencia. Los grandes hombres se conocen por las pequeñas decisiones que toman y que resultan trascendentes, para la historia. El General Cienfuegos, es un egresado del H. Colegio Militar, es un hombre de honor y de palabra, fue director del H. Colegio Militar y merece, aún en la desgracia, el reconocimiento y respeto institucional de su Patria, independientemente de las acusaciones y la veracidad de ellas o las calumnias de que fuera objeto. En cualquier caso, del resultado del juicio, México y los mexicanos, debemos mostrar solidaridad con nuestros conciudadanos, repito, no es avalar su conducta, es responder como mexicanos, por un ciudadano destacado, hoy cuestionado por una Nación extranjera, habrá que ver, la procedencia de las acusaciones e investigaciónes, porque viniendo de algún testigo protegido, se entiende que que sus declaraciones proceden de algún afectado durante su gestión, que encuentran la oportunidad de venganza.

Tan mexicano es el Chapo como el General, no es ni posible ni creible que el tema de la solidaridad y de la identidad nacional nos rebase, los padres aman a sus hijos a pesar de sus errores cuando los cometen, los médicos atienden a sus pacientes y lucha por preservarles la vida, sin importar sus pecados o delitos, porque la conservación de la vida está por encima de juicios de cualquier naturaleza. Si la justicia condena a muerte a alguien que curaron, ese no es tema de los medicos. Igualmente debe comprenderse la identidad y solidaridad nacional de un pueblo, más cuando es un gobierno extranjero quien va a juzgarlos. México debe responder por todos, bajo la presunción de inoscencia. en tanto que no se demuestre su culpa, paro aún siendo culpables, no dejan de ser mexicanos y la solidaridad está ausente. Sin estridencias, sin exageraciónes, es un tema de valores y de identidad y unidad en cuyo caso, dónde queda la solidaridad nacional. Ésta debe unir a los mexicanos por encima y frente a cualquier país.

Nadie puede negar que el Chapo tiene simpatizantes, como tampoco el General Cienfuegos, por causas diferentes goza de respeto y admiración, que inclusive si fuera declarado culpable, no perdería el respeto de a quienes no ofenda con su conducta o a cualquier mexicano.

Alguien sostiene que pierden su calidad de mexicanos aún siendo declarados culpables, habría que reflexionar qué tan leales son los mexicanos con los propios mexicanos, entre hermanos.

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