La prensa que incluye a todos – todos son todos – hasta las nuevas formas de comunicación electrónica, plataformas,

redes sociales y todo lo que sirve para difundir expresiones en redes sociales.

La libertad de expresión y la libertad de prensa, de difusión de acuerdo al artículo 7 Constitucional, difundir y compartir información o expresión de las ideas es un derecho social pero también individual. La libertad de pensamiento y creencia o religión que regula el artículo 24 Constitucional. Todos los mexicanos en este país, tenemos derecho a manifestar nuestras ideas a expresar nuestros pensamientos, nuestras aspiraciones, nuestros sueños, nuestras reflexiones e inclusive nuestras críticas y señalamientos frente a cualquier manifestación de personas jurídicas – organizaciones, asociaciones, instituciones públicas o privadas – sobre el entendido, que su comportamiento o la expresión o materialización de esas instituciones impacte a la sociedad en su conjunto, a una parte de la sociedad a un sector de ella, a una comunidad a una persona física en lo individual y particular o de personas jurídicas o mal llamadas según el derecho civil “personas morales”.     

Las personas físicas en lo individual también tienen ese derecho que se ejerce y exige frente al Estado, sin que éste – el Estado – que incluye al gobierno y el gobierno a su vez, incluye a los tres poderes que lo integran, también según el artículo 49 de la Constitución atente o limite el derecho de los particulares. Más, cuando algún individuo que ejerza un cargo o poder o encarne alguna función de gobierno, pretenda limitar sus derechos.

La equidad y el respeto a los particulares, también incluye a todos esos individuos que por su cargo o responsabilidad disponen de la fuerza del Estado en cualquiera de sus manifestaciones, fuerza pública, manejo de recursos económicos del gobierno, la disposición de los medios de difusión con toda la fuerza del Estado, por ello limita ese ejercicio de poder el artículo 134 Constitucional, que prohíbe la difusión de imágenes o símbolos que promuevan a las personas o el culto a la personalidad, precepto que hoy es pisoteado con sorna y burla por obrador.

La prensa y los medios de difusión, son la conciencia crítica de un país, su función originalmente es darle voz y encarnación o materialización a las necesidades, demandas y exigencias de la sociedad, pero el ejercicio de  la crítica – toda – mala y buena, esa que pretenden descalificarla al dividirla tendenciosamente en: crítica destructiva y crítica constructiva, mañosa idea para querer limitarla, clasificación absurda pues debe entenderse que la crítica es una y no hay buena ni mala, que la crítica sirve para corregir, aunque  no necesariamente el crítico tiene que ofrecer la solución correctiva – a veces si – pero al crítico no le corresponde ofrecer soluciones, solo señalar. La solución o corrección le toca a los expertos o a los responsables de la tarea criticada, a veces los políticos, que en la mayoría de los casos se han vendido como expertos en resolver los problemas de la sociedad, pero cuando son solo demagogos y no tienen capacidad para resolver, se revelan como farsantes.    

Los políticos ignorantes – que los hay y abundan – también tendenciosamente pretenden desconocer que cuando tienen acceso a la fuerza del Estado, pierden su derecho al ejercicio de su libertad individual pues ello rompe el principio de equidad y representa un abuso del funcionario o servidor público, desde su condición privilegiada, para además pretender ejercer su derecho de libertad de expresión como un modesto ciudadano, cuando el cargo lo coloca en ventajosa situación, que por honestidad y lealtad debe abstenerse a querer equipararse al modesto ciudadano que no tiene los mismos privilegios. 

La prensa y las libertades inherentes a ese derecho se encuentran amenazadas a diario, en Yucatán la Revista Peninsular ha sido clonada, para falsear información electoral, periodistas asesinados otros en atentados como el caso de Ciro Gómez Leyva, atropellos recientes a los derechos como a la corresponsal del New York Times o periodistas demandados como el caso de Carlos Loret o acosados como Beatriz Pagés de la Revista Siempre o corridos de medios como muchos otros periodistas, todo ello representa un ataque a las libertades y a la Constitución, desde Palacio Nacional, un Crimen de Lesa Patria, que queda registrado para la historia.   

Eduardo Sadot Morales

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