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Usted y yo somos corruptos

Usted y yo somos corruptos. Lo hemos sido en algún momento o situación de nuestra vida. ¿No recuerda la mordida que dio por un trámite o una multa de tránsito? ¿O el uso de palancas para algún trámite, inscripción escolar o

búsqueda de empleo? ¿Qué me dice de la utilización de charolas o de los servicios de los famosos "coyotes"?  El que esté libre de corrupción que tire la primera piedra.

Más allá de pensar que la corrupción es parte de la idiosincrasia del mexicano o peor de la cultura en México (muchos investigadores sociales, politólogos y periodistas han tocado el tema), los datos reflejan claramente la realidad: Somos corruptos.

Según estadísticas de Transparencia Mexicana, en 2001 los mexicanos pagaron sobornos en 10.6 de cada 100 trámites gubernamentales; en 2005, este indicador se ubicó en 10.1; en 2007, en 10, y en 2010, en 10.3.

De acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción, México se encuentra en la mitad más baja del índice, en el que pesa la percepción que tiene la gente de los sobornos, el abuso de poder o los acuerdos de autoridades por debajo de la mesa.

Indignan los casos de corrupción que la prensa nacional (contada con los dedos de una mano) y la internacional han denunciado en sus cabezales, primeras notas de noticiarios y programas de radio sobre la corrupción que impera en las esferas del poder político, empresarial y hasta cultural en México. Sin embargo ¿qué hay de nuestra corrupción? Esa diaria que también lastima las instituciones.

No tengo duda de que la corrupción gubernamental ha fragmentado la confianza de los ciudadanos en los entes gubernamentales. Durante al menos tres décadas, el Estado ha permitido que la corrupción y la impunidad secuestre a las instituciones públicas del país.

En el Índice de Percepción de la Corrupción – elaborado por Transparencia Internacional- México ocupa el lugar 106 entre 177 países, y el último lugar entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Entre los mexicanos hablar de corrupción ya no llama la atención en la pláticas de café. Ya lo vemos como algo normal, no nos sorprende que alguien hable sobre una situación donde la corrupción y la impunidad son los protagonistas. Lo vemos como un mal necesario en el que irremediablemente estamos atrapados sin una salida, todos en la misma caja. Sin pensar cuanto nos cuesta ser corruptos.

El costo de la corrupción en México, según estadísticas del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado de 2012 , es de 1.5 billones de pesos. Además de padecer 98 por ciento de impunidad en estos casos.

No pretendo ofender a nadie. El que le quede el saco que se lo ponga, a quien no, que lo deje en el perchero. Sin embargo déjeme decirle que parte de la solución de la corrupción en México depende del ejercicio ético de los ciudadanos para obligar a las instituciones y funcionarios a ser transparentes y éticos en sus funciones que les ha encomendado la ciudadanía.

Ante una sociedad corrupta un gobierno corrupto. Usted sabe si es corrupto o no.

PD: El problema de ser honesto es que nadie lo cree.

Twitter: gilbertgy