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En este país ocurren tantas cosas que algunas veces me asusto de lo que nuestras autoridades señalan, dicen, advierten, comunican, abordan, establecen, ponderan, socializan, emprenden, y sorprenden. Hay quienes

afirman que cuando un simple humano llega a ocupar un cargo de importancia las neuronas se le estiran y acaban por reventarse y entonces es cuando viene la transformación. Yo conozco a muchos de esos funcionarios públicos que pululan por la administración pública en forma de zombies, porque han perdido tanta materia gris que el seso ya no les da para más.

Y no prendo denostar a alguien en especial, pero cada vez que vienen los antorchas o cualquiera otra organización de esas que tienen un titipuchal de miembros, el señor Miguel Ángel Mancera Espinoza les manda colocar baños para que no sufran durante su estadía en nuestras calles. No quiero decir con esto que ese zombie al que tenemos como Jefe de Gobierno ya dejó de ser un eficiente y ahora es un deficiente funcionario, pero cada día anda más perdido en eso de aspirar a la Presidencia de la Republica por el simple hecho de ser el Jefe de Gobierno. Yo creo que ya lo pedimos y va a ser muy difícil intentar recuperarlo porque no creo que las neuronas que ha perdido las pueda recuperar tan fácilmente, o séase que estamos condenados a padecer del síndrome de los olvidos cuando de gobernar la Ciudad de México se trata. O a lo mejor esos olvidos los tiene cuando de meter orden en los de su camada se trata.

Mientras los olvidos del señor Mancera pueden ser el inicio de una penosa enfermedad, y no me refiero al Alzheimer, sino a la conveniencia política, el Comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo , aseguró que los operativos de resguardo de las instalaciones estratégicas y de contención de protestas y manifestaciones que anunció va a realizar la CNTE, esa organización delincuencial que ha carcomido las entrañas de la educación en el país, y que hasta ahora pese a las amenazas de las aún formidables sigue haciendo de las suyas como si anduviera de día de campo, se buscará el equilibrio entre la libre manifestación a la que tienen derecho los maestros, y el respeto a los derechos ciudadanos, o séase a nosotros los que padecemos un día sí, y otro también.

Debo decir con toda responsabilidad que esa caterva de idiotas que se dicen profesores, comenzando con Rubén Núñez Ginés, quien merece al menos unos trescientos cuarenta y ocho años, nueve meses, veintisiete días, cuatro horas con treinta y cinco minutos y cincuenta y siete segundos de cárcel y trabajos forzados. Y no es que le tenga inquina a los maestros, lo que pasa es que ya nos tienen a la mayor parte de los mexicanos hasta la madre y queremos que les pongan una buena macaniza para que vean cómo masca la iguana. Y a esos pinches embozados que se dedican a incendiar puertas y a destruir monumentos, que les quiten las pelotas con pinzas retorciéndoselos hasta que se les arranquen para que les duela, y después les pongan cal viva. He dicho bastante muino. Vale. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.