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Dicen por ahí que cuando se junta él hambre con las ganas de comer las cosas se ponen bastante difíciles, y no es que pretenda yo ser un ave de mal agüero, pero me parece que cuando la Ciudad de México necesita una cirugía mayor, siempre salen a flote los intereses de aquellos que nunca hacen nada, pero que tampoco están dispuestos a que los hagan los demás porque eso les resta los méritos que siempre están deseando que les otorguen, aunque nunca se han preocupado por intentar hacer las cosas ellos para que les colguemos su preciada medallita y los coloquemos en el pedestal que hemos dedicado a nuestros más conspicuos representantes populares, o a los héroes del progreso y el orden.

En esas cosas discurría yo, cuando de pronto se me ocurre asomarme a eso que se ha dado a conocer cómo el "Proyecto Chapultepec", y que no es otra cosa que la remodelación de uno de los rumbos más abandonados de la Ciudad de México, y una de las zonas más deprimidas de cuantas existen en la Delegación Cuauhtémoc. No quiero seguir con esta perorata sin dejar en claro que lo único que me mueve al hacer esta colaboración es ese espíritu que siempre me ha caracterizado: el de la modernidad. Si usted ha tenido la mala fortuna de visitar el paradero de Chapultepec se dará cuenta de la urgencia de hacer algo en esa zona porque es un muladar de esos que solamente nosotros somos capaces de edificar.

Y si de casualidad usted se da una vueltecita por la Avenida Sonora en su cruce con la Avenida Chapultepec, podrá admirar en todo su esplendor la hijez de la chingada de aquellos que son los encargados de transportarnos y el desmadre que arman un día sí y otro también cuando de jeringarle la borrega se trata, a quienes pasan por ahí. Ni que decir de los comerciantes ambulantes, cuya suciedad es manifiesta y que ahora es una clase de las menos productivas en la población porque todos el tiempo están sentados y solamente se levantan cuando alguien se acerca para comprarles algo. Pero también hay que decir que en la mayoría de las veces solamente venden productos de contrabando de ínfima calidad.

El tan llevado y traído proyecto que ha dado a conocer el Gobierno del Distrito Federal es una de las mejores cosas que he conocido desde que llegue a esta gran Ciudad hace poco más de cincuenta años. Es la oportunidad de llevar el Bosque de Chapultepec hasta la Avenida Insurgentes, y darle la oportunidad a la Ciudad de México de iniciar esa modernización que ha hecho de otras grandes Ciudades polos de desarrollo turístico y comercial, además de otorgarle un alto grado de sustentabilidad a las zonas en que se asientan. Quienes se han opuesto es porque quieren seguir viviendo en la precariedad, porque de eso es de lo que han sacado ventaja desde hace muchos años que tomaron por asalto a La Ciudad de México, y han hecho de ella un cochinero. He dicho, bola de burros!!! Vale. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.