SINGLADURA

El ex presidente Vicente Fox, otrora esperanza de México y más tarde sepulturero de ésta, ha vuelto a las andadas que tanto le gustan. Esta vez anuncia el estreno de un programa televisivo los martes a partir de junio próximo. Sabe cuántas barrabasadas dirá por tv. Ya se verán y escucharán. Después de todo tiene derecho a pronunciarse aun si insiste en decir barbaridades como las que sin rubor alguno recetó a los mexicanos durante su fallido sexenio.

La virtual reaparición de Fox tuvo como telón de fondo el ascenso, hasta ahora incontenible, del aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump. Curioso.  Fox y Trump comparten un ascenso político casi impensado, lo mismo que un origen empresarial, aunque el mexicano mucho menos exitoso que el estadunidense. Ambos son prácticamente “outsiders” de sus respectivos establecimientos políticos y, lo más curioso, es que ambos se montaron a sus respectivos partidos para hacerse del poder. 

Por eso llama la atención que Fox, el mayor despilfarrador de un patrimonio político pocas veces ostentado por un mandatario mexicano,  arremeta contra el señor Trump. Lo acusa por ejemplo de decir un número altísimo de mentiras. “Todos los días miente y miente con cifras porque su único interés es hacer negocios personales”, acusa el señor de las botas que encabezó este país.

¿Mentiras? Fox también las dijo y fue pillado. Los mexicanos aún recordamos los 15 minutos que dijo le bastarían para resolver la crisis de Chiapas. Otra mentira de Fox fue aquella de que prefería ir por lingotes de oro que por cacahuates al aludir el desvío de fondos de Pemex a la campaña presidencial de Francisco Labastida.

“No cambio cacahuates por lingotes de oro”, habría dicho Fox sobre el tema en mayo de 2002, según una cita del entonces contralor de la República, Francisco Barrio, ante empresarios de la industria hotelera nacional. Ni cacahuates y mucho menos lingotes con Fox en este asunto.

Fox dice que Trump sólo tiene interés en sus negocios personales cuando persigue el poder político de la primera potencia del mundo. Mmmh! ¿Buscó Fox otra cosa cuando fue presidente? Aún sigue pendiente una investigación real sobre los enormes negocios que hicieron al amparo de Fox los hijos de su esposa, Martha Sahagún, en las áreas inmobiliarias y aún energética.

Fox también acusa a Trump de codicia y de buscar el poder “para conseguir más dinero, para poner el nombre de Trump todos los días por todo el mundo”.  ¿Hizo otra cosa Fox? Llegó incluso al ridículo de calzarse botas de charol para una recepción de la casa real española y de retar al Vaticano con aquel beso frente a la sede católica, entre otros desfiguros indignos de su investidura.

Trump está loco, no puede resolver todos los problemas de todas esas personas. Él está loco”, asesta Fox sin mayor prudencia, fiel a sus reacciones casi hilarantes, que bien conocemos en México.

Más aún, Fox se lanzó contra la idea trumpesca de construir un muro en la frontera entre México y Estados Unidos. Obvio, la condenó.

Dijo que no pagará por “esa jodida pared” y para rematar le “pintó el dedo” a Trump.

Ese fue su aporte para explicar el fenómeno Trump. Qué pena que se reviva a Fox, un ex presidente de malhadada memoria.

ro.cienfuegos@gma>il.com