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Decía el filósofo estadounidense William Durant que “la educación es la transmisión de la civilización” y la mayoría de las personas coincidimos con esa visión que, sin duda, ha hecho que se exija e invierta en esta materia. Gobierno, organizaciones y particulares

han invertido grandes recursos humanos y financieros para dotar a las instancias encargadas de educar a la población. México es uno de los países que más recursos gasta en educación, pues le destina el 5% de su PIB, lo que, para el año 2014, representó un aproximado de 630 mil millones de pesos. De estos recursos el 78% proviene del erario público, en tanto que privados invirtieron el 22% restante.

Pese a ello, los resultados obtenidos del sistema educativo no dejan de ser –por decir lo menos– mediocres y muy poco alentadores. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en la última década en México, el nivel educativo ha disminuido, a la par que aumentan la edad de los jóvenes que no trabajan ni estudian, que se ha mantenido por arriba del 20 por ciento durante más de 10 años.

En términos del informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), posiciona a México como uno de los países peor evaluados en educación. De las 65 naciones evaluadas, nuestro país quedó en 53 en matemáticas y 55 en las correspondientes evaluaciones a ciencias y comprensión de lectura, lo que nos da una idea del bajo nivel educativo con que cuenta nuestro país.

Los paupérrimos resultados en materia educativa, hacen cuestionarnos sobre los factores que han incidido para que nuestro país se encuentre en esta condición. Indudablemente, uno de ellos es la pobre condición con que cuentan los maestros del país, aunado al secuestro que tanto el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) como su escisión, la Coordinadora (CNTE) les han hecho.

Hoy la CNTE es un instrumento de presión política que sólo beneficia a sus dirigentes, causas y socios políticos. La SNTE es un elefante blanco que siempre queda bien con quien presida el sexenio en turno. Son un hervidero de grillos y oportunistas que han dejado a la deriva el tema educativo en el país. Mientras tanto, los maestros están en el abandono total. Eso sí, su nombre es utilizado para hacer marchas, mítines, plantones y vandalismo. Vaya destino del país mientras el sistema educativo esté en manos de dirigencias sindicales oportunistas; completamente incivilizadas que dejan al garete el destino de nuestro querido país.

@Andrés A. Aguilera Martínez