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Prácticamente todos los días, en las redes sociales, se difunden una serie de hechos y dichos que llevan a relucir que todos los sucesos que ocurren en el mundo, están vinculados a grandes conspiraciones; ya sean teorías conspirativas

nacionales o internacionales.
La visión internacional sobre la existencia de un grupo ultra poderoso –o New La teoría de la conspiración ha formado parte de la vida y obra de este país, desde que existimos como nación independiente; las cuales van desde el hecho que Benito Juárez vendió el itsmo de Tehuantepec para hacer lo que conocemos hoy como el “Canal de Panamá”; o que Álvaro Obregón hizo tratos con el gobierno norteamericano para cederle a las compañías petroleras americanas la explotación del hidrocarburo en territorio nacional, a cambio del reconocimiento a su gobierno; o bien, el asesinato de Luis Donaldo Colosio perpetrado por el Presidente Salinas de Gortari; o la existencia del Yunque y muchas otras que no dejan de ser leyendas urbanas.
Sin lugar a dudas la sospecha queda y en el inconsciente colectivo las teorías de la conspiración crecen, al grado de estimarse como verdades irrefutables, cuyo sustento está en ser ideas que, si bien pudieran caer en la fantasía, también lo es que las conjeturas que les dan sustento cuentan con una secuencia lógica que las hacen creíbles.
Lo único cierto es que las “teorías de la conspiración” son leyendas urbanas que crecen a través de la comunicación “boca a boca”, de las charlas de café, de los pasillos en escuelas y universidades y –sobre todo hoy– en las redes sociales, en donde los expertos en conspiraciones han encontrado un campo fértil que les permiten difundir sus “teorías” y armarlas, de tal forma, que son mayormente aceptada y logran un mayor número de seguidores.
En esta lógica –creo– es válido preguntarnos ¿y si les hacemos caso a las teorías de la conspiración? ¿qué pasaría con el país si fuera regido en torno a estas hipótesis y se actuara en consecuencia? ¿Dónde estaría nuestra economía y la gobernabilidad del país? Yo creo que estaríamos en el peor de los mundos, pues independientemente de ello, un gobierno no puede regirse por suposiciones infundadas, pues para hacerse de información cuenta con los instrumentos necesarios para verificar hechos y, con base en ello, tomar las decisiones indispensables para hacer que la vida social fluya con mediana tranquilidad.
En esta lógica, me temo que hacerle caso a “teorías de la conspiración” y pretender que el gobierno actúe para evitarlas, sería no sólo un despropósito, sino una verdadera irresponsabilidad.
@AndresAguileraM