SOA: Un vistazo a una forma del crimen organizado en el país vecino. Durante las últimas semanas he tenido la

oportunidad de ver una serie que, por sus implicaciones y revelaciones sociales, además de una impecable realización, me ha dado claridad con respecto a la forma en que opera el complejo mecanismo del crimen organizado en los Estados Unidos de América.

“Sons of Anarchy” —o “Los indomables”, como se conoció en nuestro país— es una serie que relata, de forma cruda, la manera en la que operan diversos grupos que, en el papel se auto definen como “clubs sociales” o “clubes de motociclistas” que, a dicho de sus dirigencia nacional, conforman el 1% de la Asociación Nacional de Motociclistas, cuando en la realidad operan como una compleja estructura dedicada a la realización de actividades delictivas, en coordinación con grupos criminales de otras latitudes y naciones.

La historia narra la vida cotidiana de los integrantes de un club de motociclistas del 1%, “out law” o fuera de la ley, que además de su fascinación por las motocicletas, la mecánica, las fiestas y la cerveza, también se dedican, primordialmente, al tráfico de armas y su distribución ilegal entre diversas pandillas de la ciudad ficticia de Charming, en el Condado de San Joaquín, en California, en donde, desde hace más de cincuenta años asentaron sus reales, en complacencia con las autoridades locales, quienes a través del soborno, la extorsión y la complicidad, se les permitían realizar sus actividades con toda libertad.

Si bien es cierto que la historia es ficticia, lo cierto es que —considero— retrata una de las situaciones sociales y criminales particulares de la sociedad norteamericana que, salvo la visión local, trastoca el ideal de perfección que, durante décadas, se ha difundido a lo largo y ancho del orbe, gracias a lo que muchas personas consideran que la cultura norteamericana goza de orden absoluto, cuando en realidad, al igual que toda aglomeración humana, tiene vicios, imperfecciones, inequidades y desigualdades que propician y generan conductas criminales.

Con el desarrollo de la trama, podemos observar uno de muchos mecanismos por los cuales se logra una comercialización y distribución eficiente de mercancías ilícitas como son drogas, armas, personas y productos robados; aunado a un entramado de interconexión entre las organizaciones criminales que se encargan de proteger estas actividades a través de la violencia y como, a la conveniencia de un pacto ilegal con las autoridades, auxilian a mantener la tranquilidad y la gobernanza de los pequeños y medianos pobladores.

Si se hace un análisis crítico de la trama y complejidad criminal que se muestra en la serie, podremos hacer una analogía y comparación de muchas de las actividades que ocurren en nuestro país con las actividades de los grupos delincuenciales y los cárteles nacionales, lo que nos llevará a una dramática conclusión: el crimen organizado es global e interconectado, tiene prácticas que se replican, en mayor o menor medida, en todas las naciones del orbe y, como cualquier otra actividad mercantil, requiere de la complicidad con organizaciones de la misma naturaleza y giro. La delincuencia también está globalizada.

“Sons of Anarchy” es una gran serie que vale mucho la pena ver de principio a fin. Además de tener un guión digno de elogio, también es producto de una gran realización creativa que, evidentemente, requirió de un profundo estudio psicosocial de la realidad que atraviesa la mayoría de las pequeñas poblaciones estadounidenses, al tiempo que se voltea a ver a una parte olvidada para el mundo: los depauperados y abandonados del sueño americano y que se suman a los otros “abandonados” del planeta, en la lucha entre la legalidad y la criminalidad.

Andrés A. Aguilera Martínez

@AndresAguileraM