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Con la presentación de la iniciativa de reforma energética por parte del Presidente de la República, inició el camino de la negociación política por lo que se aprecia será uno de los temas icónicos de esta administración, pues su pretensión –a dicho del titular del Ejecutivo Federal– es generar un paradigma para el despunte del desarrollo del sector energético mexicano, especialmente en el petrolero.

Así, los tabúes, fanatismos, principios ideológicos, nacionalismos, entreguismos y una serie de etcéteras, harán gala de presencia en una discusión que se antoja rica en argumentos y, sobre todo, en apasionamientos.

Petróleos Mexicanos es una empresa de clase mundial, como la publicidad oficial lo ha difundido. Es uno de los siete consorcios petroleros más importantes del orbe y cuyas ganancias ascienden a poco más de cien mil millones de pesos al año. Dicho por el Secretario de Hacienda, este ingreso se ve mermado por las condiciones fiscales a las que está sujeta la industria paraestatal, lo que impide la inversión y el desarrollo en infraestructura, lo que significa un estancamiento que requiere recursos adicionales que –insisto– a juicio del funcionario, habrán de ser aportados por la iniciativa privada en una lógica de asociación.

Así, mientras las filias y fobias afloran en esta discusión, conjuntamente con el fanatismo y la búsqueda del aplauso fácil, las acusaciones y descalificaciones se hacen presentes en la escena pública. Hoy, Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), acusa al Presidente Peña de “Traidor a la Patria” –incluso antes de que éste presentara su iniciativa– pues destaca, a su muy peculiar estilo, que “todo lo que venga de Peña es malo”. Al tiempo, los panistas acusan de parcial a la iniciativa, mientras que los priístas lo defienden a ultranza.

Lo único cierto es que la iniciativa está a disposición del público en el portal de la Presidencia de la República y será, a partir del análisis serio de la misma, en que se habrá de desarrollarse el debate. No son las ocurrencias mesiánicas, ni las calificaciones pueriles, ni mucho menos las apreciaciones personales, las que habrán de caracterizarlo. Serán los argumentos y los datos duros los que habrán de aflorar y no el discurso florido, ocurrente e inculto –aún y cuando se las den de historiadores– de algunos que se sienten “salvadores de la patria.”

Inicia la carrera por la transformación del sector energético mexicano. Esperemos que esta vez sea para bien y no afloren los protagonismos mesiánicos e intransigentes del pasado cercano.

@AndresAguileraM