La ausencia en el escenario nacional del dirigente nacional del PAN, Jorge Romero Herrera , tan incomprensible como
evidente, representa una de las incógnitas menos atendidas, pero más notorias y quizás relevantes, del momento actual.
En el momento en que el morenismo se vio más presionado por el surgimiento de informaciones diversas que contradecían sus tesis fundamentales sobre la honestidad valiente y la austeridad republicana, el dirigente del principal partido político opositor en México se mutis y desapareció.
Siempre se supo y se advirtió que Romero sería el más frágil de los dirigentes panistas para el momento actual. Su pasado, su historia como el manipulador del padrón de afiliados al PAN para ganar elecciones internas y candidaturas, pero sobre todo su paso por la alcaldía de Benito Juárez, como jefe de gabinete de Mario Palacios primero, alcalde después, y cabeza del grupo que ha colocado a todos los alcaldes que lo han sucedido, incluyendo al actual, Luis Mendoza , fuera combinado con la multiplicación de construcciones de norma en esa alcaldía, que motivó la historia del Cartel Inmobiliario y que hoy tiene en la cárcel. a uno de sus sucesores y compañeros de grupo, Christian von Roerich , hacían de Romero el dirigente nacional panista más cómodo para el morenismo, pues con los expedientes que el Gobierno de la CDMX, que tomó Claudia Sheinbaum , tiene sobre él y su grupo, en cualquier momento podía amordazarlo o aniquilarlo políticamente.
En política no hay espacios vacíos y este caso lo confirma, pues el espacio dejado por la ausencia de Romero, por la causa que sea, ha sido llenado por dos personajes convertidos hoy en la voz y el rostro actantes del panismo: Federico Döring Casar y Jorge Triana Tena . Lo que falta ahora es saber si lo que viene es un relevo anticipado, pero sin duda conveniente para ese partido, en la dirección nacional del PAN.