El gobernador de puebla esta furioso, enojado con la vida, su

 rencor supura groseramente. Barbosa no solo no lleva a buen destino a su entidad, plagada de feminicidios, de asesinatos en contra de jóvenes, de secuestros, de huachicoleo.

Lo fácil seria responder en el mismo tono a un personaje que vomita odio y que igual sentencia a que los Moreno Valle murieron por que Dios los castigó o que el coronavirus le da a los ricos por andar viajando. Barbosa se mide solito a si mismo, producto de una serie de distorsiones en su vida, víctima de sus propias desgracias, no es un político, es alguien que enfermó con la obsesión de llegar al poder a cono diera lugar. Un vulgar ambicioso, solo eso...Y nadie debería preocuparse por sus dichos, excepto a quienes gobierna, que son los poblanos, únicos responsables, por que ellos votaron o peor, no salieron a votar en día de la elección y con esta indolente parálisis abrieron la puerta a alguien que sin duda será recordado como una anomalía de la clase política nacional.

A Barbosa no se le conoce ningún talento, excepto el de saber acostarse con una camiseta y amanecer con otra distinta. ¡Qué mal presente para los poblanos, qué lamentable que un estado tan importante para México se detenga debajo de la marquesina de los escándalos, todo por cargar con el fardo de un individuo que no sabe del valor de guardar silencio en momentos en donde el país reclama de grandes dosis de solidaridad y apoyo entre todos.

En serio, ¿a quién quiere complacer el gobernador de puebla Miguel Barbosa?