Nadie escogió la fecha para iniciar la pandemia en el planeta,

 pero si las acciones y reacciones y Mexico va a a contrapelo del mundo. Mientras se pide aislamiento social, aquí se invita a los abrazos; en tanto se suspenden actos masivos, aquí nos vamos a cantar al ViveLatino; mientras allà se exigen protocolos sanitarios, aquí mostramos escapularios y amuletos. Pero hablemos de la suerte, de la mala suerte. Nos cayó el coronavirus cuando el sector salud del país está colapsado, en quiebra, sin alternativas. No se descuido, se canceló el Seguro Popular. Hay un desabasto histórico de medicamentos, incluyendo los de emergencia para enfermos en fase terminal, dañando a niños. Ganan más los “ninis” que los médicos especializados, nuestras enfermeras y galenos no quieren recibir reconocimientos por su esfuerzo, exigen insumos, medicamentos, camas y la seguridad de estar protegidos ante tanto contagiado. Y en ese panorama, aún con todo, hay burócratas mediocres, inservibles y que contraponen las disposiciones del presidente. Amlo ha expresado que no se debe despedir, en esta fase dos, a ningún empleado. Pues en el ISSSTE si se dan ese lujo. Su director Antonio Ramírez Pineda labora a puertas cerradas, no escucha, por supuesto no resuelve. Ha dejado todo en manos de un segundo que manipula y despide a gente, se llama Edgar Diaz Garcilazo. Se desprenden de gente con experiencia para llenar los huecos, las áreas laborales, con sus cuates de un “club de motos”. Hay entonces indolencia e insolencia. Este par de funcionarios hay dejado mal parado al recién nombrado en Finanzas, Pedro Zenteno, que entiendo llegó ahí para proteger los intereses ni más ni menos que del Ejecutivo Federal. Pues estos tres andan enemistados mientras los derechohabientes a la espera de pruebas del coronavirus, del servicio de ambulancias o de una camilla en los hospitales públicos. Quizá de esto no se entere la cúpula de Palacio Nacional, pero sí,esos pobres que tanto maneja en sus discursos el presidente. Y repito, no estamos preparados en infraestructura para una crisis como la española, la italiana o la de Estados Unidos pero quedará en los registros la bajeza con que algunos burócratas menosprecian a los demás, no cumplen con sus funciones y ponen en serio riesgo a la población.