Proyecto Afrodescendencia México, la existencia de la tercera raíz

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Visibilizar a los afromexicanos, no solamente su herencia cultural sino también compartir los reflejos que tienen
con los afrolatinos de otras diásporas y también con África es el propósito del Proyecto Afrodescendencia México que dirige la psicóloga Tanya Duarte.
 
 
Tanya Duarte trabaja con mujeres desde hace treinta años, lo que la llevó a crear este proyecto. “A mí me han detenido desde que soy adolescente, aprendí a viajar con un acta de nacimiento original además del pasaporte. Ahora traigo la CURP, el pasaporte y todas las tarjetas posibles, me siguen deteniendo. He visto en toda mi vida cómo bajan de los autobuses a gente afro”.
Este proyecto de autogestión inició cuando Tanya abrió una página en la red social Facebook, para investigar cuánta gente negaba su existencia en México. “Cuando abrí la página, empecé a tener mucho interés sobre todo de organizaciones, de universidades, con departamentos de estudios afro en otros lados del mundo, no tanto en México, y la gente me preguntaba ¿por qué vives en México? Les decía, porque soy mexicana. Y empecé a hacer una lista de la gente que me decía 'no, porque los negros no existen en México'”.
Para la especialista, la población afrodescendiente está invisibilizada en todos los sentidos, “cada vez tenemos más bebés afros que no tienen ninguna representación de ningún tipo. El proyecto lo que hace es organizar eventos académicos, educativos, culturales y artísticos, inclusivos y de entrada gratis”.
De acuerdo con Tanya Duarte, el proyecto ha ido muy lejos, por el interés a nivel internacional de la existencia de la tercera raíz, o de los afrodescendientes en México. “Lo que persigue el Proyecto Afrodescendencia México es promover la existencia de la tercera raíz y sus aportes a la cultura mexicana en pos de la inclusión constitucional, esto se da porque nosotros los afromexicanos no estamos incluidos dentro de la Constitución”.
Actualmente, la red social tiene más de cuatro mil seguidores en distintos países del mundo y como parte de las actividades que se realizan destacan las Jornadas de Afromexicanidad y Afrodescendencia en San Cristóbal de Las Casas, de las que recientemente se realizó la quinta edición.
 
“En su mayoría, han sido las organizaciones sociales las que han estado por años formando, desarrollando acciones, dándoles curso y llevando a cabo la defensa, creando una ruta crítica a la construcción que sean reconocidos constitucionalmente”, detalló la directora de Promoción y Difusión de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indígenas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), María Eugenia Espinosa Mora.
Jornadas de Afromexicanidad y Afrodescendencia 
A raíz del Proyecto Historias Orales y Fotografía Afrochiapaneca creado por Efraín Ascencio Cedillo, profesor investigador del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (Cesmeca) de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), y Tanya Duarte, se propusieron crear un diagnóstico etnofotográfico y en un futuro les gustaría hacer un libro retomando la parte gráfica y los relatos de las historias orales con las que siguen trabajando.
Efraín Ascencio se une como colaborador principal en el área académica y en artes visuales y se incorporan varias actividades culturales; la fotografía como ingrediente esencial, vinculándose con otros grupos de investigación para hacer proyectos colaborativos.
“Vincular desde la academia temáticas que han sido poco o nada trabajadas, como el caso del Proyecto Afrodescendencia, de manera que las agendas de investigación amplíen su visión”, afirma Efraín Ascencio, enlace del Cesmeca en este proyecto.
Las Jornadas de Afromexicanidad y Afrodescendencia comienzan desde 2013, un evento donde la cultura, las artes, la educación, están presentes, y la fotografía, como elemento vital de visibilización de los afrodescendientes.
“Procuramos cada año incluir estos temas: migración, diáspora, violencia de género, música, danza, medicina tradicional, presentación de libros, poesía, performance, actividades de cuentacuentos para la niñez promoviendo el libro Mis cuentos africanos de Nelson Mandela, entre otros”, mencionó Tanya Duarte.
Al ser un proyecto autogestivo, la gente académica que ha participado, que ha venido desde sus países, se ha financiado su participación en las jornadas desde su inicio, donando su tiempo y conocimientos.
“Tenemos una magnífica asesora, la doctora Sagrario Cruz Carretero, de la Universidad Veracruzana, campus Xalapa, y hemos podido contactar a los mejores afromexicanistas del país y de América Latina y trabajamos con ellos, sin dinero, pero ellas y ellos, muy motivados por conocer más sobre la cultura e historia afromexicanas”, enfatizó Tanya Duarte.
El próximo año tendrán actividades en la Ciudad de México, Tepoztlán, Morelos, y las jornadas anuales en San Cristóbal de Las Casas. 
De acuerdo con Tanya Duarte, mucha gente se dio cuenta que es afrodescendiente a través de las jornadas y también por la información compartida en la página de Facebook. “Hay muchos tabúes y mitos sobre ser afrodescendiente, uno de ellos es creer que hay que ser negro o moreno para ser afro; la afrodescendencia va más allá de la melanina, también los afrodescendientes son blancos. Mucha gente ha aplaudido el proyecto porque integra la diversidad, la inclusión y todas las actividades son siempre gratuitas”.
En las jornadas tuvieron un intercambio con el doctor Américo Portocarrero Castro, afrocolombiano, uno de los líderes importantes en el movimiento en Colombia, quien los asesoró en las primeras tres jornadas. 
Expectativas del proyecto
Efraín Ascencio dejó abierta la invitación a acercarse a estos espacios académicos, con conocimiento general, para saber cómo tener herramientas más claras de quiénes somos, cómo somos y cómo compartir los espacios, volver la vista a grupos de otras comunidades invisibilizadas. La propuesta de trabajar desde lo cultural, histórico, antropológico, hasta cómo influye la herencia afro en la gastronomía, música y la lengua.
Tanya Duarte dijo que Chiapas es la cuarta entidad en la república mexicana con población afrodescendiente, en primer lugar está Guerrero; segundo, Veracruz; en tercero, Oaxaca; en quinto lugar, Yucatán, y en sexto, Ciudad de México y Estado de México.
Ser afrodescendiente
La directora de Promoción y Difusión de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indígenas de la CNDH, María Eugenia Espinosa Mora, explicó que la población afro, “al igual que muchos sectores de la población, están viviendo situaciones de vulnerabilidad, discriminación, racismo, están ubicados en una situación difícil porque no tienen acceso al goce y ejercicio de muchos derechos, viendo limitada su posibilidad de participar”.
La palabra afrodescendiente se usa desde 2011, la mayoría de la gente no la entiende y despierta polémica. La propuesta de cómo autonombrarse es seguir el ejemplo de Colombia o Brasil, afrobrasileño, afrocolombiano, y después, estas derivaciones pueden ser afromexicano, afrojarocho, afrochiapaneco, afrooaxaqueño, afrozacatecano.
“La mayoría de los afromexicanos no sabe que lo son. No se hace mención de la población afro en ningún libro de texto en México. No hay referentes de dignidad que permitan a los afromexicanos identificarse para autodescribirse, desde las radionovelas, las telenovelas, el cine de oro mexicano, los afros han interpretado los roles más bajos, más estigmatizados y estereotipados, de sirvienta, esclavo, prostituta, flojo, ladrón, pirata”, apuntó Tanya Duarte.
Enfatizó que hay 
 
una carga psicológica profunda por el trauma de lo que ha implicado el tráfico negrero, la esclavitud y el proceso de invisibilización histórica del gobierno y la academia, además del racismo institucional vigente hasta hoy en México.
Tanya refirió que son pocos autores que han trabajado el tema. Citó el ejemplo del antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán, considerado el padre de los estudios afromexicanos, quien publica desde 1946 y tiene obra inédita, Cuijla, La población negra en México, Medicina y magia, entre otras. 
“Tenemos un solo documental, tiene 18 años, está en YouTube, se llama La raíz olvidada de México del documentalista Rafael Rebollar. Tanto África como la afrodescendencia jamás han sido objeto de estudio de la academia, hay un racismo explícito, sigue siendo un tema tabú en México”.
Señaló que en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), existe el Seminario Permanente Afroamerindio, dirigido por el doctor Jesús María Serna Moreno.
“Al no estar consideradas como pueblos o comunidades afromexicanas, tienen un trabajo serio, una búsqueda del reconocimiento del Estado para poder cambiar y salir de esa situación de vulnerabilidad y tener acceso al goce y ejercicio pleno de sus derechos”, precisó María Eugenia Espinosa.
Ante la necesidad del reconocimiento del pueblo afro, Tanya Duarte afirma que la Organización de las Naciones Unidas ha proclamado el decenio para los afrodescendientes que comenzó en 2015 y terminará en 2024, con el fin de obligar a países como México a corregir la Constitución y reivindicar al pueblo negro.
Existen millones de afrodescendientes urbanos en la Ciudad de México, en el Estado de México, y en otras ciudades de la república mexicana. “En un país de 120 millones de habitantes, han hecho un censo erróneo que arrojó un millón 400 mil personas, pero solamente entrevistaron la costa chica de Guerrero y Oaxaca”.
Tanya Duarte señaló que hay dos tipos de personas afromexicanas, los herederos de la Colonia, africanos esclavizados mezclados con la etnia indígena del estado donde les tocó llegar, y gente de la diáspora, la migración no obligada que desde la década de los cuarenta del siglo XX llegó a México procedente de Cuba, Haití, Brasil, Jamaica, Centroamérica, Senegal, etcétera.
“Tenemos comunidades afrolatinas, con la revuelta que hubo en los ochenta en Centroamérica, llegaron afros de Honduras, Nicaragua, El Salvador a establecerse aquí. Ahora por emergencia observamos a los miles de haitianos en la frontera norte, congoleses, ahora hay migración nigeriana, la mayoría masculina, los tres últimos años”.
Para la especialista, el proceso afrodescendiente en el continente americano ha ido de la mano con los procesos indígenas; en Brasil, Colombia, Ecuador, son los afrocolombianos quienes consiguieron lo que se llama etnoeducación, recuperar saberes afros, indígenas, e incluirlos en las aulas, desde kínder hasta las universidades.

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