Columna Mach Schau
Muchos conocemos a personas que, desafiando todo augurio de fracaso, decidieron en algún momento dedicarse a la música de tiempo completo. Un número significativo de ellos, tristemente, no pudo concretar su pasión y terminó sucumbiendo al negro vaticinio de quienes lo rodeaban: "morirás de hambre", "es muy difícil hacerla si no tienes contactos" o, peor aún, "no tendrás éxito jamás". A ellos los podemos encontrar en cualquier lugar: son profesionistas, ejercen un oficio o realizan una actividad para la cual, bien lo saben, no nacieron.