Pide EE-UU. suspender patentes Covid-19 ante pandemia

países que bloquean la iniciativa, incluidos los de la Unión Europea. El mundo necesita multiplicar la producción de vacunas para la covid-19 y asegurar un acceso equitativo, especialmente en los países empobrecidos.

El anuncio de EE UU apoyando la suspensión de las patentes debe provocar un efecto cascada entre los países que bloquean la iniciativa, incluidos los de la Unión Europea. El mundo necesita multiplicar la producción de vacunas para la covid-19 y asegurar un acceso equitativo, especialmente en los países empobrecidos.

Al actual, gran parte de la población en los países de menor renta tendrá ritmo que esperar hasta 2024 para ser vacunada. Iniciativas solidarias como COVAX  (que pretende vacunar tan solo al 20% por ciento de la población en los países pobres que son elegibles para recibir su apoyo) o la  donación de excedentes  de vacunas de los países ricos que han acordado la compra de más dosis de las que necesitan, son medidas insuficientes para alcanzar la inmunidad global y hacerlo lo antes posible; y, sobre todo, para sentar las bases de una solución sostenible que nos permitan estar preparados para lidiar con nuevas pandemias en el futuro.

Brecha en la vacunación

Esta brecha en la vacunación supone una vulneración flagrante del  derecho humano a la salud  de millones de personas en el mundo. Además, supone un riesgo enorme para acabar con esta pandemia: cuanto más se alargue en el tiempo, más opciones tendrá el virus para el desarrollo de  nuevas cepas  que pondrán en peligro la  efectividad de las vacunas  actuales y, en consecuencia, la vida de millones de personas. Solo hay que levantar la mirada y ver lo que está pasando en  India  para comprender la gravedad de esta situación dramática.

Las patentes que compañías como  PfizerModerna  o  AstraZeneca  tienen sobre las vacunas —desarrolladas, por cierto, gracias a ingentes cantidades de dinero público— les otorgan  monopolios  que les permiten negociar con los países de manera individual, imponer precios abusivos, llegar a acuerdos de producción con terceros fabricantes que consideren oportunos y establecer los  ritmos de producción  que les convengan según sus intereses.

Ante una crisis sanitaria mundial, la comunidad internacional no puede mantener el  status quo . Por eso, la  suspensión de las patentes  de vacunas, medicamentos y diagnósticos para la covid-19 supondría un primer paso y una condición necesaria para poder incrementar la producción de vacunas de forma masiva en todo el mundo.

Esta medida fue propuesta por India y Sudáfrica en octubre pasado en el seno de la Organización Mundial del Comercio. Desde entonces, la iniciativa ha rebotado de un lado a otro en  negociaciones poco concisas  y que se posponían en el tiempo por el bloqueo de los países ricos (EEUU, Australia, Brasil, Canadá, Japón, Suiza, Noruega, Reino Unido y la UE en bloque), posicionados en el lado de la industria.

El clamor internacional, pese a todo, crecía enormemente y centenares de parlamentarios, expresidentes y primeros ministros, premios Nobel y la mayor parte de la sociedad civil, mostraban su apoyo a la propuesta.

El movimiento histórico de EE UU

Hace dos días, en un movimiento histórico, la Administración Biden-Harris anunciaba que EE UU se posicionaba a favor de la suspensión de patentes de las tecnologías sanitarias para la covid-19, dando un vuelco al curso de los acontecimientos.

En las últimas horas la presidenta de la Comisión Europea se ha mostrado dispuesta a debatir la propuesta y el Gobierno de España, a través de un documento preparado para la cumbre europea que se celebra los próximos dos días en Oporto, ha mostrado su apoyo oficial a la posición de EE UU y pide “un consenso urgente sobre la propuesta de levantar temporalmente ciertas obligaciones aplicables bajo los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio”.

El movimiento de EE UU llega tarde, pero llega. Y esta provocando un pequeño seísmo que puede decantar la balanza del lado de la salud pública y los intereses de la ciudadanía. La UE y el resto de los países que han bloqueado hasta ahora la iniciativa no tienen que impulsar el debate porque  el debate ya está ahí desde hace meses.

Los países deben apoyar esta propuesta y acordar un texto sólido lo antes posible (el próximo Consejo General de la Organización Mundial del Comercio tendrá lugar en junio), que permita hacer operativa la suspensión temporal de la propiedad intelectual y donde se tendría que dar respuestas a cómo se desarrollará la transferencia de tecnología o qué mecanismos hay que poner en marcha para apoyar a la capacidad de producción, especialmente en los países de desarrollo.

Las quejas de las farmacéuticas

Estos días escucharemos a la industria farmacéutica argumentar cómo sin patentes perderán el incentivo para la investigación de nuevos medicamentos y que habrá consecuencias negativas de cara al futuro. 

Dirán también que el anuncio de EE UU ha supuesto ya una caída en bolsa de las principales compañías farmacéuticas. Sin embargo, debemos fijar nuestra atención en otros datos: en cuántas vidas se podrán salvar si las vacunas llegan a todas las personas en el menor tiempo posible; o en cómo acelerar la inmunización global ayudará a reactivar el comercio internacional, el tránsito de personas y, en general, la economía mundial.

De lo que estamos seguros es de que las empresas farmacéuticas no hablarán de la enorme cantidad de  dinero público  que han recibido para desarrollar las vacunas sobre las que tienen un control total o de los  millones de beneficio  ingresados ​​desde el comienzo de la pandemia.

 

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