Aparece 1,200 toneladas de peces muertos en costa japonesa

a lo largo de un kilómetro en las costas de la ciudad de Hakodate, en la isla de Hokkaido, en el norte de Japón, meses después de que el país liberara al mar agua radioactiva tratada en la averiada planta nuclear de Fukushima.

 Las causas de tal mortalidad masiva aún son desconocidas y las autoridades están investigando el caso. La estación experimental de pesca de Hakodate, perteneciente a la Organización de Investigación de Hokkaido, explicó que a veces los peces llegan a la playa en grandes cantidades debido a cambios repentinos en la temperatura del agua o cuando huyen de los delfines y otros depredadores.

Se cree que los animales muertos en Hakodate formaban parte de un banco que migraba hacia el sur, hacia la isla central de Honshu, en esta época del año, agregó la estación.

Por otra parte, las autoridades japonesas criticaron duramente un reporte del tabloide británico Daily Mail que vinculó el fenómeno con la liberación de agua tratada de la central nuclear de Fukushima. El informe señaló que los peces muertos habían comenzado a llegar a la costa casi cuatro meses después de que la planta comenzara a descargar el agua, que contiene pequeñas cantidades del isótopo radiactivo tritio, en el océano Pacífico.

"No se han encontrado anomalías en los resultados de los estudios de seguimiento del agua", alegaron desde la Agencia de Pesca de Japón, citada por el medio local The Asahi Shimbun. "Estamos preocupados por la proliferación de información que no está basada en la evidencia científica", agregaron.

Asimismo, se reportó el 13 de diciembre la aparición de otro cardumen de sardinas muertas, también llamadas sapa en Japón, de entre 30 y 40 toneladas en un puerto de la localidad de Shima, en la isla de Honshu, a casi 900 kilómetros de distancia de Hakodate.

"Nunca antes había visto algo así", afirmó a los medios locales un pescador que trabaja en el puerto de Nakiri desde hace 25 años. "No fue hasta el año pasado que empezamos a pescar sapa en Nakiri. Me hace sentir que el ecosistema marino está cambiando", observó.

Tokio comenzó a verter al océano agua radioactiva de la central nuclear de Fukushima en agosto de 2023. Aunque el Gobierno japonés asegura que el agua residual ha sido purificada y no es peligrosa, se ha demostrado que aún contiene tritio.

La decisión de Japón ha provocado una fuerte oposición de los países vecinos.

China prohibió las importaciones de productos marinos japoneses, una medida que Tokio ha criticado al afirmar que carece de base científica.

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