Ciudad de México, México, 30 de julio de 2025 ::: El próximo 01 de agosto se cumple el plazo establecido por el presidente de
Estados Unidos, Donald Trump. México tiene una "ventana de oportunidad para iniciar una negociación", no solo en materia de aranceles frente al plazo, sino también del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (T-MEC), y evitar un escenario más adverso, consideró Miguel Sigala, internacionalista de la Universidad de Guadalajara, quien sostuvo que el país no debe esperar a que llegue 2026,
El académico recordó que Estados Unidos ya alcanzó acuerdos con otras regiones que establecen un arancel base de 15%, siendo precisamente las mencionadas. Aunque representa un aumento en comparación con los niveles actuales para varios productos mexicanos, también marca un techo que puede funcionar como punto de partida para dar certidumbre.
"México debe decirle a la administración Trump que somos los siguientes, que queremos negociar el acuerdo ya. No nos vamos a esperar hasta 2026. Podemos seguir el modelo de Japón o la Unión Europea que abordaron en días recientes y que lograron números a su favor. Ese quince por ciento es una especie de nuevo equilibrio para ellos, y podría serlo también para México si la presidenta, Claudia Sheinbaum, inicia estas negociaciones desde antes de que se cumpla el plazo del 01 de agosto. Es positivo porque ya no vamos a enfrentar una amenaza mayor como la del treinta o cincuenta por ciento que se ha manejado para otros países", señaló.
A su juicio, ese tope puede convertirse en una herramienta de negociación si México se mueve a tiempo. Dejar que el proceso avance sin una propuesta formal puede traducirse en decisiones unilaterales que afecten la economía nacional. Sigala plantea que la presión debe convertirse en un punto de entrada para replantear la relación comercial con Estados Unidos.
"Creo que es una coyuntura que queda muy bien. Las amenazas, las imposiciones adicionales de aranceles, deben tratar de minimizarse con una negociación que dé certidumbre a mediano y largo plazo. La presidenta tiene muy buenos asesores, y debe aprovecharlo para jugarlo a su favor", explicó.
El especialista destacó que en los acuerdos que ha firmado recientemente Estados Unidos con Japón y la Unión Europea se incluyeron temas que van más allá del comercio. En el caso japonés, se pusieron sobre la mesa industrias estratégicas como los semiconductores, los materiales críticos y la inversión. Sigala considera que México debe prepararse para una negociación en esos mismos términos, considerando precisamente su potencial en estos sectores.
"Me parece lógico pensar que un nuevo tratado comercial entre México y Estados Unidos implicaría cuestiones políticas y económicas. Por lo menos incluiría dos industrias clave: los semiconductores y los materiales críticos", indicó.
El académico agregó que, para México, el tema energético también será clave. Considera que el enfoque actual debe cambiar si se quiere consolidar una alianza duradera con Estados Unidos.
"La 4T tendrá que cambiar su esquema estrictamente nacionalista, porque además no ha funcionado muy bien. México tiene que asegurar su seguridad energética en el marco de esta alianza con Estados Unidos", comentó.
Advirtió que esperar solo incrementará la incertidumbre, por lo cual la presidenta tendría que estar hablando desde este mismo miércoles, y no esperar a que se cumpla el plazo y se desestabilicen los mercados. Si México no toma la iniciativa, las condiciones serán impuestas desde fuera. La mejor salida es proponer desde ahora puntos y visiones que apuesten por un nuevo acuerdo comercial que sea fijado de cara a las negociaciones de 2026, "que no llegue en blanco a esa fecha".
"El mensaje tiene que ser claro: México está listo para negociar desde ahora. No necesitamos esperar a que nos impongan aranceles más altos ni a que termine el periodo del T-MEC. Debemos adelantarnos", dijo Sigala.
::: México debe aprovechar su diplomacia y sustento en tratados internacionales
Por su parte y desde su materia, el académico Álvaro Ramírez, especialista en Derecho Internacional y profesor de la Universidad Panamericana, señaló que México tiene margen para renegociar con Estados Unidos si recurre con firmeza, precisamente, a los principios del derecho internacional público y a los instrumentos diplomáticos que históricamente ha defendido.
Para el académico, uno de los ejes fundamentales para defender los intereses mexicanos es el respeto irrestricto a la Carta de las Naciones Unidas que, recordó, fue promovida e impulsada por el propio Estados Unidos, y que establece principios clave como la cooperación, el respeto mutuo entre naciones y la prohibición de amenazas o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales. "En pocas palabras, el Estado mexicano lo que tiene que hacer es pugnar por el respeto irrestricto, sobre todo, a la Carta de las Naciones Unidas", indicó.
También destacó la relevancia de la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, adoptada en los años 70 a iniciativa de México, que establece la responsabilidad de las economías más poderosas de apoyar a las menos desarrolladas. Para el académico, este documento sigue siendo una herramienta válida en la arena internacional.
"Fue un documento creado por México en 1974, donde de manera magistral se establece que los países poderosos deben ayudar a los países menos desarrollados. A eso debe acogerse el Gobierno de México", manifestó.
Desde la Constitución mexicana, Ramírez apuntó que el artículo 89 brinda otro pilar para sustentar una postura firme ante Estados Unidos, al fijar principios como la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y la promoción de los derechos humanos como rectores de la política exterior.
"Eso es lo que distingue a México a nivel internacional, y lo que la presidenta Claudia Sheinbaum ha retomado en sus primeras intervenciones. En esa línea debe mantenerse, siempre con respeto, pero exigiendo el respeto que se merece México como socio comercial", explicó.
El especialista afirmó que el gobierno actual ha mostrado mayor habilidad para conducir las negociaciones sin caer en confrontaciones impulsivas, lo cual ha favorecido un ambiente más propicio para alcanzar acuerdos. "La presidenta no se ha dejado llevar por el apasionamiento. Ha tenido la habilidad de mantener la cabeza fría en los mejores intereses de México", reconoció.
A juicio de Ramírez, la base para la renegociación debe estar en los principios fundamentales del derecho internacional, que privilegian la cortesía, el diálogo y la cooperación entre estados soberanos.
"Lo que tiene que hacer el Estado mexicano es continuar con las negociaciones y basarse en esos principios: cortesía y cooperación", dijo.
Por otra parte, subrayó que Estados Unidos también enfrenta limitaciones estructurales, ya que mantener abiertas las puertas al comercio con México le representa una ventaja logística y económica frente a mercados más lejanos. Según el académico, la relocalización de cadenas de producción también da a México una posición estratégica.
"A Estados Unidos no le conviene cerrar la frontera. No es lo mismo vender a 15 mil kilómetros que simplemente abrir la puerta y pasar la producción", aseguró.
Finalmente, Ramírez advirtió que el T-MEC tiene un alcance limitado, centrado en inversión, y no cubre de forma integral las asimetrías comerciales entre ambos países. Por ello, apeló a una visión más amplia, que considere también las reglas de la OMC y las prácticas de organismos financieros internacionales. "El T-MEC es un tratado muy limitado, basado en reglas del GATT de 1947, y refleja también la lógica del Banco Mundial y del FMI", finalizó el académico.