Vinculan la contaminación de fuegos en Canadá con muertes en Europa y Norteamérica

México, 12 de septiembre de 2025 ::: Un estudio reciente vincula la contaminación de los fuegos en Canadá en

2023 con muertes en Europa y Norteamérica. El estudio señala que los graves incendios forestales que se declararon en Canadá en 2023 pudieron exponer a unos 354 millones de personas en Europa y Norteamérica a la contaminación por partículas finas (PM2,5), y relaciona esta exposición con unas 70 mil muertes en esas regiones.

 La investigación, publicada en la revista Nature, estima que unas 5.400 muertes agudas en América del Norte y 64.300 muertes crónicas en América del Norte y Europa “fueron atribuibles” a las partículas PM2,5 procedentes de los fuegos canadienses.
El trabajo, encabezado por la Universidad de Tsinghua (China), utilizó observaciones satelitales, aprendizaje automático y un modelo de transporte químico para analizar los efectos globales y regionales de la exposición a las PM2,5 y sus impactos en la salud.

::: Incendios sin precedentes
Canadá atravesó entre mayo y septiembre de 2023 uno de los peores episodios de incendios forestales de su historia reciente, con 15 millones de hectáreas de bosque calcinadas, lo que equivale aproximadamente al 5 % de la superficie forestal del país.
El humo, que se extendió por toda América del Norte, provocó numerosas alertas sobre la calidad del aire en Estados Unidos y llegó incluso a Europa.
Según el estudio, en 2023 los incendios forestales en todo el mundo generaron una exposición media anual global a partículas PM2,5 de 1,32 microgramos por metro cúbico de aire.

::: Impacto global y necesidad de vigilancia
De ese total, los fuegos canadienses representaron 0,17 microgramos por metro cúbico de aire, lo que supone el 13 % de la exposición total a PM2,5 asociada a incendios forestales.
El informe también destaca que los incendios de Canadá contribuyeron a un incremento de PM2,5 en Estados Unidos que triplicó el volumen generado por los fuegos forestales de origen estadounidense en 2023.
El equipo investigador considera que se necesitan más estudios epidemiológicos y que unos sistemas de vigilancia mejorados, capaces de proporcionar información precisa sobre la calidad del aire, podrían reducir los efectos sobre la salud humana.

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