Revelan Las Brujas de Salem, la justicia en tiempos del miedo

Estados Unidos, 25 de junio de 2025 ::: Despuntaba la década de los años cincuenta del siglo XX en Estados Unidos

y prevalecía la guerra fría. El senador Joseph McCarthy contribuía al clima de paranoia y persecución anticomunista con una campaña para detectar supuestos colaboradores de Moscú en el gobierno, el ejército, los medios y cualquier ámbito de la sociedad. En ese contexto, el dramaturgo Arthur Miller escribe en 1953 una obra que refleja y critica los hechos, Las brujas de Salem. La trama se sitúa en el siglo XVII, durante los famosos juicios de brujería que ocurrieron en la región de Massachusetts, particularmente en Salem.
A partir de este hecho histórico, cuyo furor social llevó a juicio a más de 200 personas y causó la muerte de 19, Miller expone las consecuencias de la histeria colectiva, la difamación, los juicios injustos y autoritarios, las delaciones y, finalmente, la injusticia y el quebrantamiento del aparato judicial, en favor del linchamiento basado en rumores.
Las brujas de Salem o El crisol (en inglés The Crucible), de Arthur Miller, es el montaje que la generación actoral 2022 del Centro Universitario de Teatro (CUT) presenta en la Caja Negra de esa institución. La temporada inició el pasado 12 de junio y continuará hasta el 6 de julio. Se reanuda el 14 de agosto y seguirá hasta el 24 de octubre, con funciones los jueves, viernes y sábados a las 19 horas, y los domingos a las 18 horas. Entrada libre.

La directora teatral Ángeles Castro, exalumna del CUT y, actualmente directora de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, fue invitada para poner en escena la obra. Además de sus montajes profesionales, entre los cuales siempre se ha destacado aquel de El verdadero oeste (True West), de Sam Shepard, Castro ha sido maestra de actuación y ha dirigido una larga lista de representaciones de licenciatura.
“En términos pedagógicos era un reto importante para la generación: es un texto complejo, los personajes son en algunos casos mayores […] Decidí que no íbamos a trabajar desde la caracterización, sino a partir de lo que representaban los personajes en las diversas situaciones. Era un desafío para los actores que les podía ayudar en su propia formación”, comentó.
Para Castro, el grupo de niñas que en la obra profieren acusaciones de brujería para salvarse de un nimio castigo por romper la prohibición puritana de bailar, han sido secuestradas por los poderes políticos y económicos del pueblo, que se benefician del encarcelamiento, la deshonra y la ejecución de sus enemigos. La metáfora, aseguró, le parece de gran vigencia.
“Es la fragilidad de la justicia en tiempos de miedo […] A las y los estudiantes les resultaba muy actual por la estigmatización en redes, por el temor que tienen de decir cualquier cosa en esos espacios. En la obra, cada quien tiene su verdad y todos somos víctimas y victimarios. Me interesaba reflejar ese miedo que provoca las violencias. Y cómo el poder se va imponiendo”, concluyó Castro.

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