México, 20 de mayo 2025 ::: La crisis hídrica en México ha dejado de ser una advertencia lejana para convertirse
en una preocupación urgente. Sequías prolongadas, sobreexplotación de acuíferos y una infraestructura obsoleta están poniendo al país en una situación crítica. Frente a este escenario, surge una pregunta inquietante: ¿cuándo podría quedarse México sin agua? La respuesta, según especialistas, no es sencilla, pero sí alarmante.
::: Un recurso cada vez más escaso
México enfrenta un estrés hídrico severo. De acuerdo con datos del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), más del 70% del país presenta algún grado de sequía y cerca del 60% del agua superficial ya está comprometida para uso agrícola, industrial o urbano.
El problema se agudiza por la distribución desigual del recurso. Mientras que el sur del país concentra más del 60% del agua disponible, el norte y el centro (donde vive la mayor parte de la población y se concentran las actividades económicas) cuentan con apenas el 30%.
Aunque no existe una fecha exacta en la que se pueda afirmar que México se quedará sin agua por completo, algunos expertos advierten que varias ciudades podrían enfrentar escasez severa en la próxima década si no se toman medidas urgentes.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha señalado que ciudades como Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México ya enfrentan problemas recurrentes de abastecimiento. En el caso del Valle de México, el sistema Cutzamala (una de las principales fuentes de agua potable para la capital) ha registrado niveles históricamente bajos en los últimos años.
Según estimaciones del Banco Mundial, de continuar las tendencias actuales de consumo y cambio climático, en 2050 México podría enfrentar una disminución del 25% en su disponibilidad de agua por habitante.
::: Factores que agravan la crisis
Los especialistas coinciden en que hay varios factores detrás de esta situación:
-Sobreexplotación de acuíferos: Más del 70% del agua potable en México proviene de fuentes subterráneas, muchas de las cuales están siendo utilizadas a un ritmo superior al de su recarga natural.
-Cambio climático: La variabilidad en las lluvias y el aumento de las temperaturas están reduciendo el caudal de ríos y presas.
-Fugas y desperdicio: Se estima que más del 40% del agua potable se pierde por fugas en las redes de distribución.
-Crecimiento urbano desordenado: La expansión de ciudades sin una planeación adecuada ha incrementado la demanda de agua sin mejorar la infraestructura para suministrarla eficientemente.
-Contaminación: Numerosos cuerpos de agua están contaminados, lo que reduce aún más la disponibilidad de agua limpia.
::: ¿Qué se está haciendo y qué se puede hacer?
Ante este panorama, las autoridades han impulsado diversas estrategias, como campañas de ahorro, rehabilitación de infraestructura y proyectos de captación de agua de lluvia. Sin embargo, los expertos señalan que las acciones no han sido suficientes ni sostenidas.
Entre las soluciones a mediano y largo plazo se proponen:
-Mejorar la eficiencia en el uso del agua, especialmente en la agricultura, que consume más del 70% del recurso.
.Invertir en infraestructura de captación, tratamiento y reutilización de aguas residuales.
-Promover una cultura del agua entre la población para reducir el consumo doméstico.
-Fortalecer la gestión integral del agua con un enfoque regional y participativo.
-Un futuro que aún puede evitarse
Aunque el escenario es complejo, aún es posible revertir la tendencia. “México no va a quedarse sin agua de un día para otro, pero muchas regiones ya están experimentando una escasez crítica que se agravará si no se actúa con rapidez”, advierte el hidrólogo Raúl Pineda, especialista en manejo de recursos hídricos.
La crisis del agua no es un problema del futuro: es una realidad del presente. Su solución requiere un compromiso conjunto de gobierno, empresas y ciudadanía. De lo contrario, la pregunta no será si México se quedará sin agua, sino cuándo ocurrirá.