¿Se puede aplazar la muerte?
Nadie sabe muy bien lo que podría pasar si la población empezara de pronto a vivir eternamente. Un fenómeno ansiado por la sociedad, pero absolutamente contrario a las normas de la vida, que provocaría un desafío demográfico difícil de administrar. Así lo retrató José Saramago en “Las intermitencias de la muerte”, una novela en la que un primero de año en un país imaginario, la Muerte deja temporalmente aparcada su guadaña y los humanos dejan de morir.