Cárteles, soberanía y secuestros

LIC. ROSA ISELA RODRÍGUEZ, SECRETARIA DE SEGURIDAD Y PROTECCIÓN CIUDADANA
"No se puede escapar de la responsabilidad de mañana, evadiéndola hoy": Abraham Lincoln

El asunto de los cuatro estadounidenses secuestrados todavía dará para mucho en los principales medios de comunicación y agencias noticiosas.

El caso ha sido cubierto puntualmente, por lo menos a través de las agencias Euronews, Europapress, EFE, Reuters, CNN, France 24, NBC, CBS y BBC, desde donde toman la información periódicos como El Mundo y El País (España), El Nacional (Venezuela), El Clarín (Argentina) o El Comercio (Perú), por solo citar algunos. Como ve, doña Rosa Isela, la noticia le da la vuelta al mundo.

En los portales de estos medios y agencias se trasmite el video tomado desde una casa cuando el secuestro está por consumarse, después de la balacera. A cualquiera, incluso a los mexicanos ya curtidos en ver barbaries, le impacta atestiguar cómo los delincuentes, con cierta calma, suben a los estadounidenses a la camioneta pick-up. “Como perros muertos,” dijo la madre de LaTavia McGee, la mujer secuestrada, ante las imágenes de los narcos arrastrando el cuerpo de otro de los secuestrados.

Alrededor de la pick-up y mientras ocurría el levantón, se puede ver a muchos autos que casualmente pasaban por ahí. Se hace un embotellamiento y, con una lentitud cuidadosa, los conductores maniobran para alejarse del lugar y continuar su trayecto. Ni siquiera tocan el claxon. 

Lo que no entiendo es si los delincuentes eran objeto de persecución por parte de las fuerzas del orden y hasta hubo un fuerte intercambio de fuego, ¿cómo es que pudieron subir con cierta calma a los estadounidenses a la camioneta? ¿Cómo es que no hay un solo agente que alerte a los demás conductores y los aleje de la zona? Como una mala película de policías y ladrones, el momento resulta excesivamente macabro y anticlimático.

Periódicos estadounidenses han seguido la noticia desde el ángulo de las familias de los turistas. No dude que tan pronto estén disponibles, serán invitados a programas de entrevistas para que narren la pesadilla que vivieron, por lo que el tema no declinará en breve.

Ayer, en una de sus notas sobre el tema -porque son varias-, The Washington Post resalta que los turistas fueron rescatados muy rápidamente, a diferencia de las muchas víctimas mexicanas que hasta la fecha continúan desaparecidas. Expertos en relaciones binacionales redondean la idea afirmando que si los secuestrados hubieran sido mexicanos, no habrían sido rescatados tan rápidamente, si es que algún día lo hubieran sido. Imagínese, señora secretaria, la impresión que esta información causa en lectores extranjeros.

También ayer, la vocera de la Casa Blanca, Karine Jean Pierre, declaró que la resolución de catalogar a los narcos mexicanos como terroristas “no otorgaría (a los EUA) ninguna autoridad adicional” y esto es un breve respiro para la 4T.

No obstante, y para salvar cara, la administración Biden no cejará hasta que se localice a los delincuentes y sean extraditados para ser presentados ante un juez en EUA. Cuando la detención ocurra, otra vez el suceso cobrará vigencia mediática… y política.

Nada se sabe hasta ahora sobre la identidad de los secuestradores. Supongamos que son delincuentas ubicados en los niveles inferiores de la jerarquía narca. Durante el juicio, ¿contarán historias llenas de negras anécdotas sobre cómo están “organizados” entre sí y con las autoridades? En ese momento, otra vez, el caso recobrará importancia mediática… y política.

Así que el caso va para la largo y las presiones políticas también.

Coincido con el presidente en que el problema es de los dos lados; los Estados Unidos también deben tener bandas criminales que surten de drogas a sus cientos de miles de adictos. También coincido en que los gringos fingen demencia en cuanto al tráfico ilegal de armas hacia nuestro país.

Ciertamente, a Estados Unidos le hace falta mucha más honestidad para enfrentar el problema; a México le falta mucha más decisión y claridad.

Pero mientras eso ocurre, doña Rosa Isela, el hilo se rompe por lo más delgado y nosotros estamos de ese lado.

Así que, prepárese.

Leopoldo Mendívil

Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

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