Opinión

Desde luego que este país ha cambiado, y ha cambiado mucho, pero como señalan algunos especialistas, ha cambiado para mal. Y no se trata de denostar las decisiones de quien por ahora detenta el poder presidencial, sino de establecer un antes y un después que le está corroyendo el alma a

“Ojalá los adultos aprendiéramos a sentirnos mirados por los ojos de los niños, cuando menos para que nos tocara el corazón su caricia, y pudiéramos despertar a un propósito de rectificación, ante el diluvio de ineptitudes sembradas”.

Mientras se observa un distanciamiento político y un enfriamiento en las relaciones entre los gobiernos de México y Estados Unidos (aunque se afirme lo contrario), los lazos comerciales se fortalecen.

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